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De San Vicente a Esmeraldas

  • Respuesta. Un sacerdote sevillano viajará el día de las elecciones a Ecuador para atender a las víctimas de Quinindé, una de las zonas más afectadas por el terremoto del 16 de abril

ES la primera vez que ha votado por correo en su vida porque el próximo 26 de junio, día de las elecciones, el sacerdote Juan Luis García García (Sevilla, 1957), párroco de San Joaquín, estará volando con otras seis personas a Quito, Ecuador, con escala en Miami, para ayudar a los damnificados por el terremoto que sacudió la tierra de ese país el 16 de abril, el día que Sevilla celebraba su sábado de Feria.

Les pone caras y nombres a las víctimas porque será su segunda visita. "Ya estuve allí el verano pasado para visitar las casas de Acogida que tiene el hogar de Nazaret en Quinindé". El obispo de Esmeraldas, provincia a la que pertenece esa localidad, le ha pedido que les preste "acompañamiento espiritual", aunque el año pasado recaudó entre las hermandades vinculadas con el arciprestazgo de San Vicente ocho mil euros con los que construyeron una casa, habilitaron la estancia de una familia, compraron un coche eléctrico y la válvula para una niña con encefalitis y le subieron de dos a diez dólares la paga semanal a don Pablo, un venerable anciano de la zona.

El padre Juan Luis llegó ayer en moto desde Triana a la parroquia de San Vicente para concelebrar una misa que dedicó a los damnificados por el terremoto. "Ellos nos evangelizan a nosotros. En todas las comuniones del mes de mayo, he visto en Sevilla a niños que lo han celebrado en carrozas o coches de caballos, pero siempre les decía que el cuerpo de Cristo que reciben es el mismo que los niños de Quinindé". Hay quinientos niños en un colegio financiado en un 60% por beneficiarios sevillanos.

En Sevilla el Hogar de Nazaret cuenta con tres casas de acogida, dos tuteladas por la Junta de Andalucía y otra por la parroquia donde destinaron a este cura, dedicada fundamentalmente a atender a hijos de madres trabajadoras de procedencia hispanoamericana.

El terremoto de mediados de abril ha destrozado un 60% de las infraestructuras de Quinindé y ha aumentado exponencialmente la asistencia a niños huérfanos. Este sacerdote volverá a contar con el apoyo decidido de las hermandades de las Penas de San Vicente, Siete Palabras, Museo, Veracruz y Mercedes Coronada de la Puerta Real, todas ellas unidas al arciprestazgo de San Vicente Mártir, donde ejerce de párroco desde 2013 Marcelino Manzano, delegado de la diócesis ante el Consejo de Hermandades y Cofradías.

Juan Luis García es vecino de este barrio. Nació en la calle Mendoza Ríos y por familia es hermano desde la cuna de las Penas de San Vicente. "Él me trajo a mí a esta iglesia. Somos de la misma época y fuimos juntos a los Maristas", dice José Manuel Adame, capiller de San Vicente y licenciado en Historia del Arte de la promoción 1976-1981.

"El experto en arte aquí soy yo", dice el amigo del cura viajero, toda una autoridad en el patrimonio artístico de esta iglesia fundada por Fernando III y beneficiada por las hermandades sacramentales que fundó doña Teresa Enríquez. En la íntima capilla está abierto el libro por la Pasión según San Lucas, una de cuyas lecturas parece una hoja de viaje de España a Ecuador: "A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos". "Al enterarse de que me voy a Ecuador, recibí correos diciendo que soy un superhombre. Soy un pecador, el último de todos".

El motorista se coloca el atuendo de oficiante entre los cuadros que previamente cataloga el capiller: una Inmaculada "más de Alonso Cano que de Pacheco", un Nazareno que Gómez Piñol atribuyó a Luis de Vargas descartando la autoría del suegro de Velázquez; copias de cuadros de Murillo y Alonso Cano del Museo de Bellas Artes y dos ángeles pasionistas de la escuela de Juan de Espinal, amén del boceto original de la estatua que Miñarro hizo de Juan Pablo II. Esta iglesia es un caso atípico que en menos de un siglo experimentó un cambio en el retablo mayor, de tal forma que ahora conviven un Cristo renacentista del antiguo con una Virgen barroca del nuevo.

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