Sevilla

Sevilla contigo, ciudad compasiva

  • La autora expone los resultados logrados en San Pablo-Santa Justa tras un año del proyecto de la Fundación New Health para establecer redes de cuidado a personas al final de la vida

Sevilla contigo, ciudad compasiva

Sevilla contigo, ciudad compasiva

Cuando ya no se puede nada, se puede hacer mucho. La sociedad ha interiorizado que cuando no hay curación posible, todo ha acabado, y ninguna ayuda es posible. Sin embargo, la realidad es justamente inversa. Nunca somos más necesarios y nunca es más precisa nuestra colaboración. Sólo al nacer necesitamos de tantos cuidados como al final de la vida. Entonces sí los recibimos con agrado. Todos nos deshacemos en atenciones con los recién nacidos. Cuidar lo vemos entonces como un privilegio. ¿Por qué no lo percibimos así también al final de la vida?

La gran realidad a la que nos enfrentamos es que en la sociedad actual cada vez hay más personas mayores y enfermos crónicos dependientes necesitados de cuidados. Y al mismo tiempo menos personas en disposición de cuidarlas. Todos llegaremos a esa situación, a ese último año de vida en el que se multiplicarán nuestras necesidades de atención: sanitarias, sociales y de apoyo y acompañamiento.

Entiende que se debe recuperar el valor de la compasión como clave de nuestra sociedad

Pensar que ésta es una cuestión a la que se le puede dar respuesta sólo con los servicios públicos (sin el apoyo de la comunidad) es un falso espejismo. El envejecimiento, las enfermedades crónicas y la soledad han llevado a los sistemas de salud a una extrema presión económica. Éstos se diseñaron para salvar vidas y vencer a la muerte, no para atender la creciente necesidad de cuidados de una población envejecida.

Es el momento, pues, de recuperar el valor de la compasión como concepto clave de nuestra sociedad. La compasión, no entendida como pena y tristeza por el que sufre, sino como deseo de aliviar su dolor, estímulo por acompañar al que está solo, impulso instintivo de cuidar a quien lo necesita, con la misma alegría con la que se cuida a un bebé que acaba de nacer.

La recuperación de la compasión como valor social, además de una necesidad, es un deseo para miles de personas que desean comprometerse en la misión de cuidar a quienes más lo necesitan. Así lo demuestra el movimiento internacional de ciudades y comunidades compasivas (compassionate communities) abanderado por la Public Health and Palliative Care International.

Inspirado en este movimiento, el programa Todos Contigo de la Fundación New Health, que actúa con su proyecto demostración Sevilla contigo, ciudad compasiva, pretende convertir a las ciudades, y en concreto a la nuestra, en una comunidad preparada para cuidar a personas al final de la vida o en fase de enfermedades avanzadas a través de las redes del cuidado. Doce meses de trabajo en la experiencia piloto en el distrito San Pablo-Santa Justa Distrito Compasivo nos han mostrado que hay muchas personas dispuestas a cuidar en los procesos de enfermedad avanzada y que para dar ese paso adelante sólo necesitan saber cómo hacerlo, vencer miedos, recibir algo de formación y que existan estructuras de apoyo capaces de canalizar y aprovechar su vocación de cuidado.

En el distrito San Pablo-Santa Justa, los primeros resultados sobre las redes de cuidados que se han conseguido crear gracias a las acciones de sensibilización y formación en el distrito han sido esperanzadores y nos ayudan a seguir. En las primeras 35 familias analizadas se ha observado que gracias a la intervención del promotor comunitario (figura que trabaja con la comunidad), se ha logrado que la media de cuidadores voluntarios implicados en la atención de cada uno de estos pacientes al final de su vida haya aumentado de 1 a 10. Lo importante es que este incremento de la red de cuidadores ha traído consigo una mejora en la calidad de vida del paciente, sobre todo en cuanto a ansiedad, soledad y depresión; una disminución de la sobrecarga emocional y física del cuidador principal gracias a la aparición de estas redes; así como la mejora de la satisfacción de familiares en relación con la atención prestada. Asimismo, se ha conseguido que por primera vez el sistema sanitario, social y comunitario estén juntos e implicados en la atención integral de todas las necesidades de estas personas.

Pero, como decía antes, quizás lo más relevante que hemos aprendido en estos meses es que realmente no estamos solos. Ningunos de nosotros lo está. Estamos rodeados de gente fantástica. Lo que pasa es que no lo sabemos. Hay mucha gente dispuesta a ayudar que sólo precisa que le digan cómo. En Sevilla ya está pasando. Gracias a todos lo que lo están haciendo posible. Y gracias a todos los que quieran sumarse en el esfuerzo de convertir a Sevilla en una ciudad movida y conmovida por la compasión.

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