MARÍA de los Ángeles Guerrero González (Sevilla, 30 enero 1846-Sevilla, 2 marzo 1932), ya canonizada, llamada popularmente Sor Ángela de la Cruz, venerada como Madre de los Pobres, fundadora de la Compañía de Hermanas de la Cruz (2 agosto 1875). Nació tal día como hoy, 30 de enero, en la casa número 5 de la plazoleta de Santa Lucia el año 1846. Los padres de Sor Ángela, Francisco Guerrero Benítez y Josefa González Fernández, vivieron en esta casita de una sola planta y seis habitaciones, una por cada familia que la habitaba. En este pequeño y humilde corral de vecinos cercano a la Puerta del Sol, frente a la Trinidad, nació la fundadora de las Hermanas de la Cruz, a la que infundió desde el primer momento el amor por los pobres desvalidos vecinos de los corrales sevillanos. María de los Ángeles Guerrero González fue bautizada el día 2 de febrero siguiente en la entonces iglesia parroquial de Santa Lucía, con los nombres de María de los Ángeles, Martina, de la Santísima Trinidad. La familia Guerrero González habitaba la primera habitación de la derecha del patio. Las Hermanas de la Cruz han mantenido la casa natal de la fundadora tal como estaba a mediado del siglo XIX, como una reliquia.

Que todos los días 2 de marzo y 2 de agosto, se abran las puertas del convento para acoger a los miles de personas que se desplazan a ver a Santa Ángela, a rezarle, a contemplar sus reliquias, es una demostración excepcional de creciente devoción popular. Pero es que todos los días del año, durante toda la jornada, la capilla que contiene la urna con el cuerpo incorrupto de la Madre de los Pobres, está ocupada por personas de toda condición y edad. Allí rezan y meditan mujeres y hombres adultos y jóvenes, formando una cadena generacional cada vez más extendida.

El apostolado de las Hermanas de la Cruz se desarrolló siempre en los corrales de vecinos, en los sectores sociales más pobres, y en tiempos donde no existían ninguna de las ayudas sociales y sanitarias hoy consideradas indispensables. De manera que en los corrales es donde comienza la devoción por Sor Ángela, y de allí trasciende al resto de la ciudad, y a la provincia, al resto de Andalucía y a España.

Fray Carlos Amigo Vallejo, cardenal arzobispo de Sevilla, escribió con motivo de su canonización, en 2003: "Dios le había dado a Sor Ángela el don de la caridad. Y ella amaba tanto a los que padecían necesidad que no tenia valor para separarse de ellos".