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El coleccionista de exposiciones universales

  • Honda afición. Ramírez, sevillano de Torreblanca, ha fotografiado las últimas exposiciones del siglo XX y las primeras del XXI. En China se casó con una japonesa.

SEVILLA 92. Atlanta 96. Lisboa 98. Hannover 2000. Aichi 2005. Chiang Mai 2007. Zaragoza 2008. Shanghai 2010. Con la excepción de Vicente González Loscertales, secretario general del Buró Internacional de Exposiciones, no hay otro sevillano que haya vivido por dentro tantos certámenes como José Manuel Ramírez (Sevilla, 1963). Este fotógrafo de Torreblanca estudió Antropología. "Estaba en un proyecto de desarrollo urbano en Malí y Senegal que al final no se llevó a cabo".

Su profesor Isidoro Moreno le permitió un contacto bastante traumático con el mundo. Ramírez formaba parte de una asociación de Amigos del Desierto y figuró entre los expedicionarios que viajaron a Libia con el Sindicato de Obreros del Campo. "Fue en 1986 y yo me vine cuatro días antes de que los norteamericanos bombardearan Trípoli y Bengasi". El País regalaba en 1986 una entrada para una Expo 92 que todavía estaba en sus cimientos. "La entrada la colgué en mi tablón de anuncios". Persona de objetivos, lo tenía muy claro. "Si voy pagando, mal; si voy gratis, bien; si voy cobrando mejor". Por Enrique Cervera, que había sido compañero suyo en el instituto del Polígono San Pablo, consiguió un trabajo de fotógrafo. Este antropólogo refuta el cliché del fotógrafo que circula en algunos cenáculos. "Atín Aya estudió Psicología, Mesa es biólogo, Juan Carlos Cazalla hizo Filología". Aprovechó una entrevista al comisario del pabellón de la India para conocer al director de la oficina turística de la India en España, que un año después de la Expo le facilitó un viaje de 35 días por ese país.

Precursor de los andaluces por el mundo, se trajo sendos documentales de una cooperante sevillana y una monja nonagenaria que trabajaban cerca de Bombay. Y un montón de fotos que le abrieron más de una puerta. Entre Expo y Expo, Ramírez recorrió España en globo con Jesús González Green hijo. Las fotos de la India las expone primero en la librería La Roldana y después alguien las vio en Estados Unidos, país al que se va en 1996 para perfeccionar el inglés. Eran los Juegos de Atlanta y él trabajó en la olimpiada cultural. "Le hice fotos a Winston Marsalis, Carlos Santana, Ray Charles, los Blues Brothers, Bob Dylan, Celia Cruz… Además, en la casa del Blues daban muy bien de comer". Ilia Varcev, checo nacido en Bulgaria, se convirtió en su padrino profesional.

Durante catorce años trabajó en unos pabellones muy especiales: las casetas de la Feria de Abril. Con el dinero que se sacó en la Feria de 1998 se fue a la Expo de Lisboa, el año del Nobel de Saramago. Fue fotógrafo de la Unión Europea, Greenpeace, Naciones Unidas, Cruz Roja. El día de Murcia en la Expo de Hannover 2000 le dio la oportunidad de cubrirle las espaldas a la agencia Efe y trabajar en el certamen alemán. Allí se inicia, gracias a un curioso trotamundos llamado Hubert Jajakody, su relación con Sri Lanka, país para el que trabajó en cuatro exposiciones.

Con un paréntesis para ser fotógrafo de la Casa de la Provincia y la Bienal de Flamenco 2004, viaja a China. Una aventura decisiva. Desde China, con la compañía de un sobrino-ayudante, se va a la exposición de Aichi 2005, en Nagoya. En la recepción atendía a la prensa extranjera Ayaka, una japonesa de Tokyo que había aprendido español en Oregón y en Asturias. Surgió el flechazo y es el mejor regalo que las exposiciones le han hecho a Ramírez. En 2007 cubre la exposición monográfica de jardinería en Chiang Mai, Tailandia, donde hará los contactos para trabajar en la Exposición de Zaragoza 2008. Vuelve a Pekín con sus Juegos recién clausurados y Ayaka está embarazada. El 11 de diciembre de 2008 los casa el cónsul de España en China, con un corresponsal y un empresario como padrinos.

Con la Exposición Universal de Shanghai 2010 se corta la coleta de los certámenes. "Como antropólogo, veo que en todas se mueve el mismo tipo de gente". En China concibieron a Aphrodita, nacida en Tokio. Un nombre que simboliza su propia trayectoria vital. "Los griegos le llaman Afrodita a la espuma del mar, es el choque del mar y la tierra". Regresa con sus dos japonesas a España un mes antes del tsunami con el epicentro en Fukushima. Viene por tres motivos: exponer su trabajo fotográfico China cara a cara, que los abuelos de Torreblanca conocieran a la nieta japonesa y emprender un proyecto que ha concluido con el título de Mercaderes. Otro tipo de pabellones. Retratos de los placeros del mercado de la Encarnación que salieron de 37 años de provisionalidad. En su cartera de historias, profundizar en la ruta de los samuráis que llegaron a Coria desde Japón. Un viaje parecido al que han hecho Ayaka y Aphrodita.

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