Su antiguo alumno Felipe González Márquez se acordó del profesor de Derecho Mercantil y en 1984 nombró a Manuel Olivencia Ruiz (Ronda, 1929) comisario general de la Exposición Universal de 1992. Hijo de jurista, nació el año que Sevilla había celebrado la Exposición capicúa del 29. A diferencia de la división de opiniones que suscitó la efímera nominación del arquitecto Ricardo Bofill, el nombramiento de Olivencia despertó unanimidad en toda la ciudad. Lejos de cualquier visión localista, le avalaba una dimensión universal, hoy diríamos global, forjada en su dilatada trayectoria profesional y académica.
Llegó a la comisaría el año de la profecía de Orwell y presentó su dimisión nueve meses antes de su inauguración. La Exposición Universal tiene su huella, como la tuvo el Código Olivencia en los contenciosos internacionales de la jurisdicción Mercantil.
En 1960 accede a la cátedra de Derecho Mercantil y José María Javierre lo casa en Múnich con Hanna Brugger, germen de una sociedad ilimitada de vocaciones. Acompañé como periodista a su hijo Daniel en el Guanahaní, un barco capitaneado por Miguel de la Quadra Salcedo cuyos estudiantes llevaban una sudadera con el símbolo Aventura 92. ETA le mandó una carta-bomba a la oficina de la Palmera que hirió a una funcionaria.
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