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El manual del 'okupa' de Casas Viejas

Profesionales expertos y consumados. Los okupas desalojados vendían en el local de Casas Viejas y en la Plaza del Pumarejo un manual sobre cómo invadir una casa vieja en el centro de la ciudad con todas las garantías, cómo rehabilitar el inmueble, cómo tratar con la Policía y con el dueño y, por último, ilustraban sobre los detalles legales en relación al delito que supone la ocupación de viviendas.

"Buscando un keli" es el primer capítulo del manual. Y en él se dice: "Tampoco vayas a okupar una casa que se esté cayendo a pedazos, antes de currarte una casa y una vez estés dentro vigila las vigas, sobre todo si la casa parece muy vieja, también es buena idea que lleves a alguien que entienda del tema (un colega albañil o estudiante de arquitectura)".

Para averiguar si está habitada, se aconseja poner en la puerta de entrada un chivato o un trozo de papel varias semanas, y mirar las cartas acumuladas y si la fachada está decrépita o la entrada tapiada. También se recomienda vigilar antes las vigas y el estado del inmueble con algún profesional.

mejor por la ventana

"La palanca de hierro es muy vistosa, pero forzar una puerta con ella puede ser muy difícil y ruidoso si no lo has hecho antes, siempre es mejor buscar una entrada alternativa". La ventana se propone como el mejor punto para entrar al edificio, ya que el proceso de abrir la casa está castigado por la ley. El consejo es no romper los cristales y hacer girar el pestillo con un cuchillo o un destornillador. Convertirse en okupa exige cambiar la cerradura y ampliarla con una cadena o cerrojo. Desde ese momento "es necesaria una denuncia y una orden de desalojo para echarte". En caso de haber tapia, el manual recomienda tirarla a la luz del día haciéndose pasar por un obrero. Y "si alguien te pregunta di que el dueño te pagó para echarlo abajo o algo así".

El okupa también debe hacer desaparecer las herramientas usadas para entrar en la casa porque "si te cogen con ella te la quitarán y probablemente te acusaran de causar daños a la propiedad con dicha herramienta".

Sobre la rehabilitación de la casa se hace hincapié en tener "un mínimo de seguridad que evite que la Policía, el dueño o cualquier otro visitante indeseado se cuele dentro", y en revisar las vigas de los techos y apuntalarlas, por ser los elementos "más peligrosos". Pero "si la casa va a ser usada como vivienda y no vais a tener mucho apoyo (...) es mejor que busquéis una casa que no necesite demasiadas obras".

Por lo que respecta a la luz, este singular manual alerta del peligro mortal que supone no saber manejar la electricidad, explica cómo comprobar si hay corriente y avisa de que si se rompe el precinto para conectar el cable "pueden acusarte de un delito de estafa". El texto concluye con un capítulo específico detallado a explicar los delitos de usurpación, de resistencia y de desobediencia (violenta o pacífica) a la autoridad. Todo un tratado.

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