Esta noche es Nochebuena y mañana Navidad. De estas cosas sabe mucho Pilar Camacho (Algeciras, 1950), que el 5 de enero será reina por un día en la carroza del rey Melchor, encarnado por su esposo, el doctor José Pérez Bernal.
-¿Hay fluidez con Melchor?
-El Instituto Hispalense de Pediatría patrocina la carroza de los 24 niños trasplantados o nacidos de padres con trasplante.
-¿A cuántos pediatras coordina?
-Somos 42, 38 mujeres.
-¿Cómo recuerda su infancia?
-De hija única de padres mayores. Cosa que hoy es frecuente, pero entonces era una excepción.
-¿Antecedentes familiares?
-Ninguno. Mi padre era manchego, mi madre montañesa. Terminaron en Algeciras por cosas de la guerra y tenían un pequeño hotel.
-¿Cómo conoce a Pérez Bernal?
-Hicimos la carrera juntos, pero nos encontramos de residentes. Terminamos la carrera y nos casamos. El 19 de julio de 1975. Estábamos de huelga, porque habían despedido a los residentes. Fueron muchos huelguistas a la boda.
-¿Cómo se trabaja con pacientes tan vulnerables?
-Si te gusta, es el paciente idóneo. Cuando se recuperan, es impagable cómo te miran, cómo te sonríen. Yo ahora tengo a hijos de los niños que traté cuando empecé hace 36 años. Yo soy una abuela pediátrica. Cuando unos padres te llevan a un niño, ponen en tus manos a lo mejor que tienen.
-Habrá vivido momentos terribles y muy gratificantes...
-De todo, claro. Cuando los niños se sienten a gusto, se explican y son muy divertidos. El niño es un personaje especial. No es un adulto pequeño. Gusta mucho tratar con ellos. Hay que tener vocación. No sé cómo se llamará eso.
-¿Y la abuela pediátrica tiene nietos reales?
-No. Y lo prefiero. Tengo un hijo soltero, piloto de aviación en Letonia al que van a trasladar a Qatar. Y una hija recién casada que trabaja en la Cartuja. Cuando vuelvo de la consulta he podido ver a cuarenta niños. Si tengo otro en casa me puede dar algo.
-¿Cuáles han sido los grandes cambios en la Pediatría?
-La Medicina preventiva, gracias a los beneficios de las vacunas. En la alimentación está habiendo en los últimos años un repunte de muchos niños obesos por la comida rápida y pastelería industrial.
-¿Es una leyenda urbana que la población imigrante ha traído nuevas patologías?
-Es verdad. Traen patologías que no estamos acostumbrados a ver, como la tuberculosis. En otros países no siguen calendarios vacunales tan estrictos como aquí.
-¿Hay un formulario de males evitables entre los niños?
-Seguir las indicaciones de vacunas y alimentación. Me pongo muy pesada con los padres en la prevención de accidentes. Los accidentes de tráfico son la primera causa de muerte entre los adolescentes. Y los accidentes domésticos causan graves consecuencias en los más pequeños. Los fuegos, los muebles bajo las ventanas en pisos cada vez más pequeños. Ahora que vienen los Reyes, a los padres les insisto que miren cada juguete con mala idea.
-¿Cuántos niños ven al día en el Sagrado Corazón?
-Una media de doscientos.
-¿La crisis llega a la consulta?
-El paro es frecuentísimo, pero los niños si son pequeños lo notal poco. Los padres se esmeran mucho en protegerlos. Y los abuelos, que cuidan del niño o ayudan a que la familia subsista. Más que la situación económica o el paro, en los niños influyen mucho más las separaciones de la pareja. Piensan que su mamá y su papá lo saben todo y de pronto eso se derrumba. El niño está disgustado, le cambia la conducta, se alimenta mal, llora mucho, no progresa en el colegio, se aísla.
-¿Le llegan casos de violencia infantil?
-¡Estamos viendo de cosas! Usan a los niños como moneda de cambio o de presión. No se me van de la cabeza esos niños de Córdoba.
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