Sevilla

El pantano que costó 110 millones

  • La Confederación recuerda que lo más difícil fue convencer a Europa de que se usaría el agua sólo para dar de beber, no para el riego. La UE pagó la mitad de la obra total y ahora también asume las conducciones.

La construcción del pantano de Melonares obligó a una negociación larga y difícil por las condiciones de Europa para financiar una obra que llegó tras varias sequías. La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir cifra en 110 millones de euros el coste final del embalse, cuya obra se ejecutó desde el 2 de enero de 2002, con el inicio de las medidas medioambientales, hasta su terminación en diciembre de 2007. Faltaban las conducciones a pesar de que la ayuda europea (pagó la mitad del total) se condicionó a que se construyeran al mismo tiempo que la presa.

Los técnicos de la Confederación recuerdan que lo más delicado fue la negociación con Europa para que aceptara las medidas medioambientales y se convenciera de que el agua del pantano no iba a ser para riego. El motivo: no podía financiar nada de regadío. La negociación duró de 1997 (cuando salió la declaración de impacto ambiental) a 2001. La UE desconfiaba y el organismo responsable de la cuenca tuvo que aportar muchas pruebas de este uso exclusivo de abastecimiento para Sevilla. Se demostró que de la presa lo único que sale es el canal de riego del Viar que existía antes del embalse. De hecho Melonares se hizo sobre el canal y hubo que restituir los servicios del tramo que se partió.

Otro hito de la obra es que Europa dio poco tiempo para llevar a cabo las medidas medioambientales correctoras y compensatorias antes de iniciar obra. Los trabajos medioambientales se desarrollaron en 2002. El crecimiento lento de las especies de bosque mediterráneo que se plantaron coincidió con el verano más caluroso y no había manera de mantener regadas las 1.600 hectáreas de vegetación a base de cubos de agua. La UE vino a comprobar que estaba todo plantado.

Otro hito ese año fue superar las dos inundaciones que destrozaron la ejecución de la excavación de las presas (azudes) de cola que se añadieron como medidas de compensación de la obra para mantener una zona inundable. Si la avenida hubiera llegado varias horas después, no habría sucedido nada, recuerdan los técnicos.

El detalle más curioso fue recibir en la zona de compensación ecológica una pareja de aguila imperial que llegó a criar 2 a 3 veces y se asentó allí subiendo el ranking nacional de ejemplares de esta especie protegida. Uno de los pollos se llamó Melón. Era zona de campeo de águilas imperiales jóvenes con especies presas para su protección y suficiente cobertura vegetal.

La Confederación recalca que el agua de Melonares que se ha perdido estos años ha sido por avenidas naturales que hacen rebosar el pantano y nunca por abrir compuertas artificialmente.

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