Sevilla

Los podólogos aconsejan una preparación especial para los esfuerzos extraordinarios

  • Elegir con tiempo los zapatos adecuados, con puntera ancha y tacones de 2 a 4 centímetros

Un nazareno de la Cena.

Un nazareno de la Cena. / José Ángel GArcía

Los pies constituyen una de las partes del cuerpo que más sufren durante la participación en procesiones de Semana Santa al someterlos a esfuerzos poco habituales, como largas caminatas y horas de espera sin tomar asiento bien ya sea en las estaciones de penitencia o mientras se espera el paso de los cortejos de hermandades en las calles. El secretario del Colegio Profesional de Podólogos de Andalucía, Antonio Guerrero, señala que "es importante mantener prácticas saludables tanto antes como durante y después de las procesiones, así como visitar la consulta de un profesional de la podología ante cualquier duda" para prevenir dolencias y lesiones.

El Colegio Profesional recomienda comprar el calzado por la tarde, cuando los pies están más hinchados, y acomodarlo días antes para no estrenarlo en el momento de inicio de las procesiones. Es preferible que sea de suela flexible, gruesa y antideslizante, sujeto al empeine, con contrafuerte y puntera ancha; el tacón no debe superar los 4 y 2 centímetros en mujeres y hombres, respectivamente; así como lavar los pies sin baños prolongados y secarlos muy bien; cortar las uñas rectas; mantener la piel hidratada y visitar la consulta del podólogo o podóloga ante cualquier duda para detectar posibles alteraciones y prevenir riesgos. "Un calzado o calcetines grandes o demasiado ajustados favorecen la aparición de heridas, ampollas o flictenas, infecciones y también el dolor de pies", explica el podólogo Antonio Guerrero.

A los que procesionan se recomienda no salir descalzo dado la cantidad de riesgos de heridas e infecciones a las que se exponen los pies. O si se hace: hidratar bien con una crema con un porcentaje alto de urea y lavar muy bien al llegar a casa.

"En paradas prolongadas, cambiar alternativamente la pierna de apoyo, realizar movimientos giratorios con cada pie y poner a veces de puntillas para reactivar la circulación, así como no descalzarse porque en el caso de tener ampollas será demasiado doloroso volver a acomodar el zapato", explica. Después de las procesiones, al llegar a casa, baños de contraste con agua fría y caliente, colocar los pies en alto y masajear desde los dedos hacia el talón, son algunas prácticas recomendables para aliviar los pies hinchados. En el caso de ampollas, no abrirlas, limpiar con antiséptico, cubrir con gasa y consultar al podólogo o podóloga.

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