Los vecinos que ayer se habían enterado del asesinato del sacerdote Carlos Martínez no daban crédito a la noticia. No hacía ni una hora que lo habían visto salir del convento de San Leandro, donde ofició la misa de las 19:30. En esos instantes todo eran rumores sobre el presunto asesino, aunque los comentarios de los más allegados ya apuntaban a la pareja de la sobrina. "Tenía una hermana que falleció hace años", comentaba unos de los vecinos. No era la primera vez que la familia de este sacerdote era víctima de un asesinato. A mediados de los 90 un sobrino del fallecido, José Luis Morgal Martínez, era apuñalado mortalmente por el asesino en serie Juan Luis Roa en el establecimiento de lámparas que regentaba en la calle Menéndez y Pelayo. Calos Martínez fue ordenado sacerdote en mayo de 1972 y hasta 2001 estuvo en la parroquia de San Leandro, en la barriada de la Huerta del Carmen. Hablaba cuatro idiomas (inglés, francés, alemán y catalán), tenía cinco carreras y daba clases de historia a las monjas de San Leandro. El pasado sábado ofició su última misa en la parroquia de San Ildefonso.