Calle rioja

La profecía de Manuel Garrido

  • 'Brexit'. Las sevillanas del adiós las compuso Manuel Garrido para despedir a un inglés que conoció en El Rocío.

LAS sevillanas del Adiós que se aprendió de memoria Juan Pablo II en su visita a Sevilla las compusieron Manuel Garrido y su compañero del banco Central Manuel García Gutiérrez. Su letra se convirtió en un himno oficioso de todos los adioses y despedidas, pero en realidad es una auténtica profecía de lo que ha ocurrido tras el referéndum del día de San Juan en la Gran Bretaña. Algo se muere en el alma cuando un amigo se va. Eso que pensarán ahora algunos alemanes, belgas, españoles, italianos y casi la mitad de los ingleses que participaron en el referéndum pertenece a una letra que Garrido y su amigo escribieron sobre la marcha para dedicársela a un inglés al que habían conocido en la romería del Rocío.

Un mérito más, el de esta profecía internacional, para añadir a la abultada trayectoria de Manuel Garrido, cuyos méritos, aunque de forma tardía, se le empiezan a reconocer: el Giraldillo que le entregó en la Caseta Municipal el alcalde Juan Espadas; la edición de su libro Pasa la Vida (De mi sevillana El Adiós al flamenco) por parte de Samarcanda; y el homenaje que tiene previsto realizarle la Universidad de Sevilla.

No es el único nombre que a uno se le viene a la memoria tras este inoportuno portazo. El hotel Inglaterra es como un consulado nominal, aunque su primera denominación fue hotel D'Anglaterre. En él se alojó en su primera visita a Sevilla, en una Semana Santa, uno de los ingleses más enamorados de esta ciudad, el hispanista Hugh Thomas, buen amigo de la americanista Enriqueta Vila.

En Sevilla han nacido personajes que brillaron en la sociedad cultural inglesa. En el barrio de Santa Cruz, calle Jamerdana, vino al mundo el humanista heterodoxo José María Blanco White, que se exilió a Inglaterra y está enterrado en Liverpool. En una casa palaciega al final de la calle Mateos Gago nació Nicolas Wiseman, un sevillano que llegó a ser arzobispo de Westminster y autor de una novela cuyo título, Fabiola, da nombre a la calle en la que está la casa que durante un tiempo fue sede de la Fundación José Manuel Lara.

Hay sevillanos que se trajeron buenos presentes de Londres. Marina Alabáu, una medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 2012, y el profesor Manuel Moreno Alonso, que visitó la capital inglesa por esas mismas fechas de competición, jugosos hallazgos sobre la vida de lord Holland, el preceptor que acogió a Blanco White.

Algunos de los hispanistas británicos más destacados descubrieron España por Andalucía: Raymond Carr vino de luna de miel a Torremolinos; Paul Preston entró por Benalmádena; Julian Pitt-Rivers en Grazalema; Gerald Brenan, en la Alpujarra y en Yegen, donde invitó a más de un componente del grupo de Bloomsbury; e Ian Gibson no sólo desentrañó el misterio del asesinato de García Lorca sino que incluso fue concejal por un pequeño pueblo granadino, aunque Gibson es irlandés, europeo por tanto.

El concepto pérfida Albión surgió en un contexto balompédico, el gol de Zarra a Inglaterra en el Mundial de Brasil 1950, y ahora el fútbol es uno de los principales vehículos de comunicación. Imagino que Jesús Navas habrá llevado a Manchester tomates de Los Palacios igual que Reyes llevó a Londres, cuando jugó en el Arsenal, mostachones de Utrera. El último gol de un futbolista español a un equipo inglés comunitario lo marcó Coke, Jorge Andújar. El capitán del Sevilla hizo doblete en la final de la Liga Europa contra el Liverpool. Una reliquia que ahora guardará como un tesoro, desagravio por la Armada Invencible.

En el claustro de profesores del Clic en la calle Albareda hay bastantes docentes británicos. De los que le han dado clase a mis hijos conozco a Paul Morris, de Manchester, o a Yvonne, de Liverpool. Tan sevillanos como la calle Méndez Núñez. La española inglesa es una historia medio sevillana y gaditana y medio británica, una de las novelas ejemplares de Miguel de Cervantes que termina junto al convento de Santa Paula. El Brexit ha supuesto un divorcio entre Shakespeare y Cervantes, aunque sus lectores siempre los llevan en tándem.

Uno de los periodistas que estos días informa puntualmente desde Londres para Antena 3 y Onda Cero es Juan Carlos Vélez, sevillano que fue alumno del IES Macarena. Tuvo entre sus profesoras a Paula Garvín y Rosa Álvarez, la actual directora. Es hijo del periodista del mismo nombre que se curtió en la cadena Ser, prontamente fallecido y con una calle que honra su memoria al final de Doctor Fedriani, junto a la glorieta de San Lázaro.

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