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Los proyectos importantes para Sevilla y para Zoido

El líder de la oposición, Juan Ignacio Zoido, lleva varios días tras los pasos del alcalde. (¿No será al revés? preguntaría más de uno en el PP). Ayer mismo difundió una fotografía en una visita a las obras que la empresa Mercadona está realizando en Plaza de Armas, las que Juan Espadas dio por inauguradas hace más de 15 días. Es normal que los políticos locales quieran interesarse por proyectos como éste que, sin duda, supondrá la creación de riqueza y puestos de trabajo en la capital. Y también que los inversores privados hagan partícipes de éstos a un concejal que hasta hace tres meses ha estado al frente del Ayuntamiento y con quien han compartido más de una confidencia. Ya lo dijo ayer Zoido: "Todos los proyectos que supongan crecimiento económico y empleo para Sevilla van a seguir contando con mi respaldo".

Lógico. Lo que no lo es tanto es que el ex alcalde quiera atribuirse el copyright de todas las obras que están en marcha en la ciudad, aunque se iniciaran en su mandato. En contra de lo que él pregona, los proyectos no tienen ni nombre ni apellido. En todo caso, el del arquitecto de turno que lo diseñe. Por eso resulta casi infantil que Zoido haya reivindicado esta semana la autoría de cien proyectos inacabados, entre los que figuran algunos como la instalación de los toldos en las calles del centro -operación que se hace cada año- o la rotulación del parque tecnológico de Palmas Altas, un contrato por un importe de 15.000 euros, sin contar los 800 euros de la limpieza del monumento a Antonio Machín o la colocación de marmolillos en Bellavista o rebajes de aceras en Cerro-Amate. Son ejemplos, claro, que sumados dan un centenar de proyectos importantes para la ciudad. ¿Cuál no lo es?

En el caso de Mercadona ha sido más prudente. Era obligado después de que esta empresa haya estado esperando durante un año una licencia que llegó hace unos días, con Espadas ya como alcalde. Hay una herencia, la de la gestión urbanística, en la que Zoido no puede sacar mucho pecho.

El ex alcalde argumenta que le faltó tiempo para rematar algunos proyectos. Puede ser, sí. Pero esas excusas son muy endebles para el alcalde que ostentó el gobierno con más poderío de la democracia.

Y por eso mismo, sorprenden las rabietas de Zoido. Al menos, a eso sonó su discurso del ex alcalde esta semana en la barriada de San Carlos, donde acudió a supervisar unas obras ya proyectadas en su mandato -lo cierto es que se remontan al último de Monteseirín- media hora antes de que lo hiciera Espadas. Con tan mala suerte que se encontró allí mismo con una señora que, con educación, se acercó a reprocharle sus incumplimientos. ¿Quién convocó antes? ¿Estuvo aquello más o menos preparado? ¿Hizo bien el alcalde en quitarse de en medio hasta que no se fueron los del PP?

En política no suelen existir las casualidades. Pero ese debate ya da igual. Sobre todo, porque también aburren al personal. Zoido está en su derecho de reivindicarse, pero no debería olvidar que ya no es el alcalde, por más que su cuenta de Twitter lo recuerde. Algo ha ocurrido para que dejase de serlo, al margen de las matemáticas de los pactos y acuerdos. ¿Es verdad que dijo a Espadas que lo acompañaría a Madrid para reclamar al Gobierno lo que merece Sevilla? Bien, los proyectos importantes lo son para la ciudad y eso incluye a todos. Cada cual debería asumir su papel, el de la oposición es tan clave como el del gobierno.

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