Sevilla

Los vecinos de Castellar denuncian los ruidos y molestias del corralón

  • Aseguran que la convivencia es imposible por las actividades que se desarrollan sin ningún control · Critican la "pasividad" del Ayuntamiento para solucionar el asunto

Una situación insostenible. Los vecinos de la calle Castellar, en el barrio de San Luis y San Marcos, llevan denunciando desde el pasado mes de abril los acontecimientos que vienen padeciendo desde hace dos años aproximadamente en el conocido como Corralón de los Artesanos, aunque en el inmueble apenas quedan inquilinos. El edificio, antigua cuna de imagineros, doradores, entalladores, pintores y demás artistas, ha sido ocupado, desde el cambio de propiedad, por una serie de asociaciones juveniles que, según aseguran, campan a sus anchas, produciendo ruidos durante todo el día, además de otras muchas molestias, como altercados, peleas, fiestas o venta de alcohol y alimentos sin ningún tipo de licencia o autorización para ello.

El primer escrito presentado ante el Ayuntamiento por los vecinos -el Corralón se dispone entre los números 48 y 52- es del 29 de abril. En el documento se expone literalmente: "Que entre las diversas actividades realizadas en los mencionados locales se encuentran un bar a pie de calle (número 50), dos bares al fondo del número 48 acc. b y, más recientemente, un local de ensayo de música (número 48 1ªplanta), entre otras muchas actividades. El ruido que procede de dichos locales va en aumento cada día, así como los altercados y peleas entre los asistentes a las muchas fiestas que se organizan, y que resultan insoportables para los vecinos".

Desde este primer escrito, al último, entregado en el Registro Municipal el pasado día 16 de noviembre, los residentes han visto cómo se han ido agudizando los problemas ante la "pasividad" del Ayuntamiento, como relata una vecina: "Primero me pidieron que recogiera firmas. Me moví bastante y conseguimos muchas, aunque no sé para qué han servido. Pero lo que más nos ha molestado es que se hayan sentado a hablar con ellos. Dicen que hacen un bien por el barrio, pero lo que nos hacen es la vida imposible".

Esta vecina, que prefiere no dar su nombre, "porque ya saben quiénes somos y nos miran mal", está desesperada. Lleva toda la vida viviendo en la calle y asegura que la degeneración actual no la ha conocido antes: "La casa se ha convertido en un horror. Hemos tenido que poner ventanas dobles para tratar de insonorizar, pero ni por esas. El barrio nunca ha sido así. Era muy tranquilo. Ahora está lleno de pintadas, suciedad, beben en la calle...".

En el accesorio b del número 48, según constatan los vecinos en los escritos, habrían montado dos bares, y un local de ensayos en la primera planta: "Es el que más molestias está ocasionando últimamente, sobre todo los fines de semana, cuando se organizan conciertos y se venden bebidas y comidas, careciendo el local de cualquier tipo de insonorización o aislamiento acústico". Del mismo modo que aumentan las actividades, lo hacen los altercados y peleas entre los asistentes a estas fiestas. "En el mes de julio tuvieron lugar unos hechos en los que tuvieron que intervenir tanto la Policía Local como la Nacional, con redada incluida". Los denunciantes también aseguran que los locales no disponen de ningún tipo de licencia y que su actividad supone una "violación a sus derechos fundamentales al sobrepasar los límites de la tolerancia". Todos estos hechos, para tratar de llegar a un entendimiento, se los trasladaron en primer lugar al propietario y a los inquilinos, "aunque de forma evidente hacen caso omiso a nuestras quejas. Van en contra de todo. Son antisistema". También se quejan del jaleo que monta continuamente la escuela de flamenco que han abierto. "Sólo respetan un poco los horarios del colegio". Muchas de estas personas también estarían usando los locales para vivir, "en unas condiciones que se pueden imaginar. Son edificios muy antiguos y eso supone un riesgo para las personas".

Los residentes de la calle Castellar lamentan también la escasa capacidad de respuesta municipal y la descordinación existente: "No sabemos si hay comunicación entre el distrito, Medio Ambiente y el 112. Estamos hartos de llamar, pero la Policía apenas viene. La última vez que estuvieron fue por el elevado volumen de música que salía del 52. Acc. C. Sí nos dicen que han estado técnicos haciendo mediciones, pero aseguran que el proceso es lento. Si fueran bares con sus correspondientes licencias seguro que ya les habrían sancionados, pero éstos están al margen de la ley".

Los residentes del barrio han creado la Asociación de Vecinos San Marcos para defender sus intereses y exigir al Ayuntamiento que actúe con diligencia.

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