Alejandro Martín

El año 2010 ha estado marcado por dos periodos diferenciados. El primer semestre del año, con el buen resultado del Plan 2000E, permitió mantener unos volúmenes de mercado aceptables. Sin embargo, una vez que finalizaron las ayudas del Gobierno, el segundo semestre del año, lastrado por una coyuntura económica desfavorable en el país, registró importantes tasas de descensos. Con este resultado, el ejercicio de 2010 totaliza 982.015 unidades, lo que supone un incremento del 3,2 por ciento respecto al año 2009, que ya partía de cifras muy bajas. Por canales, el mayor descenso en el año correspondió a los particulares, con una caída del 11,3 por ciento y un total de 583.999 matriculaciones. La demanda de empresas no alquiladoras ha finalizado el ejercicio con un incremento del 22,8 por ciento, y un total de 262.683 matriculaciones. También las empresas de alquiler han obtenido un crecimiento del 68,6 por ciento. Según la patronal de fabricantes, Anfac, el comportamiento de estos dos canales a lo largo del año permitió que el mercado rozara el millón de unidades. Sin embargo, este nivel está muy lejos del mercado potencial español, estimado en torno a 1,3 o 1,4 millones de ventas. Andalucía registró un comportamiento algo peor que la media nacional. El mercado andaluz cerró el año con 128.338 matriculaciones, que se traducen en un descenso del 4,5 por ciento respecto al año anterior y en una cuota del 12,8 por ciento sobre el conjunto del mercado nacional. El último mes del año fue especialmente negativo, ya que las matriculaciones se desplomaron un 32,2 por ciento. Anfac vincula esta caída del mercado español a la “falta de confianza en los factores económicos del país” y reclama el mantenimiento de las ayudas públicas a la adquisición de vehículos. Esta coyuntura negativa contrasta con la actividad de las 18 factorías españolas. Aunque prácticamente ninguna se ha salvado de un ERE –entre ellas la andaluza Santana, que continúa bajo mínimos–, la recuperación de los mercados europeos permitió saldar el año con un incremento de la producción de más de un 10 por ciento,, situándose en el entorno de los 2,2 millones de automóviles. Esta paradoja se debe a que prácticamente nueve de cada diez vehículos ensamblados en España se destina a la exportación.