Todos los años marca el inicio de los preparativos navideños y es esperada por los sevillanos -y por sus golosos estómagos- con la mayor de las ilusiones. La Muestra Anual de Dulces de Conventos de Clausura, que celebra este año su XXXII edición, arranca hoy para endulzar otro año más los días previos a la Navidad de los sevillanos. Durante tres días el Palacio Gótico del Alcázar se convierte en un expositor de lujo para conocer de primera mano los milagros reposteros que las religiosas realizan.

Ya sea por el entorno de lujo o por lo delicioso de los dulces, lo cierto es que cada año son más los sevillanos que acuden a esta cita. Acostumbrados a visitar el Alcázar en otras circunstancias, ven en ésta una buena ocasión para conocer qué hay detrás de esos dulces que su abuela saca en una bandeja a modo de postre el día de Navidad. Con recetas que tienen su origen muchos siglos atrás, estos dulces son fruto del trabajo artesanal que con todo el cariño y dedicación realizan las religiosas en sus comunidades de clausura. Allí elaboran sus confituras durante todo el año y luego las venden al público a través de tornos. Por eso, esta ocasión sirve también para colaborar con el mantenimiento económico de estas congregaciones, que apenas cuentan con ingresos económico -su mayor fuente de beneficios es la venta de la repostería- para mantener unos conventos que necesitan continuas reparaciones.

Durante los tres días que dura la muestra, muchos son los voluntarios que se ofrecen a permanecer en el Alcázar vendiendo los productos de las religiosas, pero el verdadero trabajo es de ellas. Por eso, hay que recordar que en esta edición participan un total de veinte conventos, ocho de la capital y doce del resto de la provincia. Así, los que acudan a la cita podrán probar los dulces de las Jerónimas de Santa Paula; las Clarisas de Santa Inés; las Dominicas de Madre de Dios; las Clarisas de Estepa o las Carmelitas Calzadas de Utrera, entre otros. Como novedad, este año se ha incorporado a la cita repostera el convento Santa María la Real de Bormujos, que hacía veinte años que no participaba.

Adaptadas siempre a los nuevos tiempos y a las necesidades alimentarias de los consumidores, este año han incorporado productos sin azúcar (elaborados en el convento Nuestra Señora del Socorro), dulces sin lactosa (realizados en la Purísima de la Concepción de Utrera) o yemas sin gluten (como las que elaboran en el convento de San Leandro).

Todos los dulces que se presentan en la exposición se pueden encontrar durante el año en los conventos, además de otros que no se pueden incluir en la muestra.