La historia del parque de María Luisa está ligada a la llegada de los duques de Montpensier a Sevilla. En el año 1849, Antonio de Orleans, casado con María Luisa Fernanda de Borbón, adquirió el palacio de San Telmo para convertirlo en su vivienda. Puesto que éste carecía de zonas ajardinadas, también decidió comprar las fincas contiguas para tener en ellas un gran espacio verde.

Los jardines fueron diseñados por el ingeniero francés Jean-Claude Nicolas Forestier con la colaboración del jardinero André Lecolant y se inauguró en torno al año 1849. Sin embargo no fue de acceso público hasta 1914, cuando María Luísa de Borbón lo donó a la ciudad a la muerte de su marido. Este es el motivo, de hecho, por el que le pusieron su nombre en señal de agradecimiento.

Conversión a zoológico

Tras cerca de 40 años funcionando como parque en la capital hispalense, pero tras la famosa Exposición Iberoamericana de 1929 estuvo abocado al abandono por lo que, con la intención de volver a dotarlo de vida, en torno a los años 50 el parque de María Luisa se convirtió en un zoológico.  

El proyecto comenzó en 1957 con la llegada de dingos australianos (lobos), pumas, papiones y mandriles que se instalaron en la hoy conocida Isleta de los Patos. Más tarde se fueron incorporando otras especies como jabalíes, flamencos rosas, monos e incluso una pareja de leones que llegaron a tener una leona en el propio zoológico. 

De esta manera lo que comenzó como un zoológico pequeño se fue extendiendo a lo largo del parque hasta llegar en el año 1966 hasta La Rosaleda de Doña Sol. En esta segunda etapa se introdujeron más animales como loros, cuervos, faisanes y águilas. 

Cese de la actividad y jardín artístico

A pesar de la expectación que generó la llegada de animales a Sevilla, en solo siete años este proyecto iniciado con ilusión se vino abajo y acabó cesando su actividad. El motivo principal fue la falta de mantenimiento del parque y un problema con filtraciones de agua.

A pesar de que se abandonó el proyecto, su desmantelamiento no tuvo lugar hasta 1982. En este momento el parque de María Luisa fue declarado "jardín artístico" y en el comenzaron a hacerse conciertos dominicales hasta que, poco a poco, fue recuperando su actividad como parque y lugar de paseo hasta la que tiene hoy día. 

Si bien es cierto que en el contexto de la Expo92 volvió s surgir la idea de que Sevilla tuviera, de nuevo, un zoológico, esta se acabó desechando por completo llegado el momento. Desde entonces el parque de María Luisa funciona como pulmón verde la ciudad pero ya no queda ni rastro del espacio para animales exóticos que un día fue.