Provincia

Atrincherados ante otra riada

  • Los vecinos de Écija se preparan para la que podría ser la tercera inundación en tres semanas, mientras que el Ayuntamiento decreta la alerta de las emergencias y se crean diques en el arroyo Argamasilla

Conchi Pradas se encontró el domingo por la mañana su frigorífico flotando en mitad de la cocina. Dentro tenía buena parte de la cena de Nochebuena. Dice que, después de dos inundaciones en menos de dos semanas, no tiene demasiadas ganas de celebrar la Navidad. La tradicional reunión familiar se adelantó por obligación al pasado domingo, después de que una tromba de agua desbordara el arroyo Argamasilla y el agua alcanzara más de medio metro en la planta baja de su casa, situada en el número 18 de la calle Caba, en Écija. Más de 15 personas se dedicaron todo el domingo a limpiar la casa.

"Llamamos a toda la familia y a algunos amigos de mis hijos para que limpiaran. Pero todavía tengo que tirar muchas cosas", dice, señalando los muebles de la cocina, en los que el barro permanece incrustado. En otra habitación ha acumulado una serie de muebles y enseres que han quedado inservibles. "Hemos sufrido una riada el día 6 de diciembre y otra el 18. Este año llevamos cuatro y lo más seguro es que tengamos otra antes de Navidad porque da agua y esto cada vez que llueve se inunda. Nos hemos arriado muchas veces, pero nunca en 58 años que llevo aquí he visto que el agua entre por las ventanas, nunca la he visto tan alta", explica la dueña de la casa, mientras sus hijos José Juan y Julia trabajaban preparando barreras para el agua que temen que llegue de nuevo en las próximas horas.

A lo largo de toda la calle Caba, la más perjudicada por la inundación del domingo, hay gente trabajando. Soldadores que colocan chapas en las puertas de las cocheras, vecinos que todavía achican agua con escobas, fregonas y cubos, bomberos que se afanan por desatascar los husillos y una excavadora que intenta reparar la alcantarilla por la que se desbordó el Argamasilla, que cruza Écija soterrado y entubado hasta desembocar en el Genil. Un grupo de trabajadores coloca barreras en una casa señorial del siglo XVIII, reformada en 1951. "Aquí hay azulejos, rejas y muebles de gran valor. No hemos podido valorar todavía pero se han perdido muchos millones. Toda la planta baja de la casa era un río", explica Javier Fernández Montaño.

La mayoría de las zonas inundadas habían sido ya limpiadas ayer por la mañana, mientras que los alumnos del colegio público Miguel de Cervantes no pudieron asistir a clase porque el patio estaba completamente cubierto de barro y el agua había derribado parte del muro exterior del centro.

Unos kilómetros más arriba, donde empieza el colector por el que discurre el Argamasilla, una cuadrilla de obreros construye un dique con una máquina excavadora. El objetivo es que, cuando llueva, el arroyo se desborde e inunde el campo, pero llegue con menos caudal al casco urbano y no suba por los sumideros y desagües de las casas y por las alcantarillas de las calles. Algunos ciudadanos presencian los trabajos de la máquina y creen que no servirá de mucho. "El problema es todo el forraje y la suciedad que lleva el arroyo. Yo he sido bombero durante 37 años y he sacado hasta una lavadora del agua. Eso hace que se atasquen los desagües y se inunde el municipio", dice uno de los hombres que contempla la construción del dique.

Hay otros que culpan a las administraciones públicas. A la Junta por no terminar las obras de encauzamiento del arroyo y al Ayuntamiento porque las obras de la Plaza de España realizadas hace unos años destruyeron unas grandes alcantarillas. "Es que llevamos cuatro riadas en un año, oiga, que eso no se puede soportar. Es que el sábado empezó a llover a las tres y media o cuatro de la tarde y a las cinco esta calle era ya un río y mi casa se inundó en un cuarto de hora", dicen otros vecinos de la calle Caba.

La Junta se defendió ayer negando retrasos en las obras del arroyo y desplegando medios materiales y humanos de la Consejería de Medio Ambiente para hacer frente a una posible tercera riada.

El Ayuntamiento, por su parte, decretó la alerta local de todos los servicios de emergencia del municipio ante la situación de alerta amarilla por vientos y lluvias activada en la localidad desde las dos de la tarde de ayer hasta el mediodía de hoy. Se esperan vientos superiores a los 70 kilómetros por hora y lluvias de 15 litros por metro cuadrado y el tiempo podría empeorar el miércoles.

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