Jonathan Silva Bruno, alias Yoni el Prestamista, pidió un vaso de agua antes de empezar a declarar. A diferencia del día de su detención, se había afeitado la barba y llevaba unas grandes gafas de pasta. "Estoy un poco nervioso y soy analfabeto", dijo, antes de que comenzara su interrogatorio, en la primera jornada del juicio con jurado que se celebra desde ayer en la Audiencia de Sevilla. Silva Bruno se enfrenta a una petición de 20 años de cárcel por el asesinato de Francisco Javier Gómez Muñoz, alias el Muñeco, a quien presuntamente mató tras atropellarlo con su coche en la avenida de Montesierra, el 22 de febrero de 2014.

Yoni el Prestamista reconoció el atropello, pero dijo haberlo hecho porque había bebido mucho y acababa de recibir una puñalada en el cuello por parte de la víctima. "Me volví loco. No era yo", dijo durante su declaración. "Yo estaba todo loco, echando sangre, le di un volantazo al coche, ya está, eso fue lo que pasó allí", dijo el acusado, que lo primero que hizo fue pedir perdón a la familia de la víctima y mostrarse arrepentido. "¿Que por qué no lo he hecho antes? Porque no he podido", expuso, pese a que ha prestado declaración en al menos cinco ocasiones anteriores durante la fase de instrucción.

El acusado dijo haber consumido esa noche siete cervezas en un bar de Sevilla Este y luego se dirigió al bar La Trocha, donde su novia llevaba tres semanas trabajando de camarera y donde había un espectáculo de flamenco. Allí se tomó "entre ocho y diez copas de balón de ginebra". Tras el espectáculo, la fiesta siguió en el interior del local, donde coincidieron el acusado y la víctima. El Prestamista negó haber mantenido una pelea con el Muñeco antes de atropellarlo, pero sí admitió que le dio una bofetada. "Estaba pasado un poquito de vueltas, propasándose con las mujeres... Yo también iba un poquito bebido y le di un guantazo", explicó el acusado. Luego, entre él y varias personas más, expulsaron al Muñeco del bar y bajaron la persiana de seguridad. Éste volvió y con una botella de cerveza rota comenzó a aporrear el cierre. La víctima había consumido alcohol, cocaína y hachís. "No sé con qué aporreaba, pero hacía un ruido tremendo, parecía que estuviera tirando una bomba".

Las personas que seguían en el local salieron del mismo. Yoni fue uno de los primeros en hacerlo, con un taburete para cubrirse de una posible agresión del Muñeco. Aun así, éste le asestó una puñalada con la botella de vidrio rota y le causó una herida en el cuello. "Me dio con la botella y me quiso matar. Estaba muy asustado porque me dijeron que hay una vena aquí en el cuello que, si me corta ahí, me podía morir. La herida echaba mucha sangre, parecía un cerdo, Dios mío, qué manera de echar sangre. Me ponía un papel y seguía echando sangre".

Mientras el agresor huía, el Prestamista se fue hacia su coche, en el que también se subieron otras tres personas: el dueño del bar, un portero y un amigo. Según él, cogió el coche para ir al hospital a curarse, si bien no permitió que condujera ninguno de sus acompañantes. Nada más iniciar la marcha, vio al Muñeco que se marchaba. Fue entonces cuando dio un "volantazo" y se subió a la acera y al carril bici, donde recorrió 26 metros hasta atropellar a la víctima, que falleció tres minutos después.

"No recuerdo si no podía seguir avanzando porque había unos pivotes. Ojalá los hubiera habido antes y me hubiera estrellado yo". El Prestamista explicó que no se bajó del coche porque "estaba nervioso". "Esto es muy grave y no sé explicarlo bien. No sé qué es lo qué hacía. Yo no estaba bien. Si estoy bien, cojo a esa criatura, la monto en el coche y la llevo al hospital. Ojalá me hubiera llevado mi novia u otra persona en vez de coger mi coche". Luego, el acusado colaboró con la Policía y entregó su vehículo. Ayer dio 44.000 euros a la familia de la víctima para reparar el daño. "Para eso he tenido que vender hasta el anillo de pedida".