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Sevilla

Espadas estudia proteger los tres cines del centro como "edificios singulares"

  • El Ayuntamiento cambiaría la ficha patrimonial para garantizar el uso cultural de los inmuebles y evitar su transformación en pisos, hoteles o comercios. Los dueños no han solicitado obrar aún.

El Ayuntamiento de Sevilla confirmó ayer su intención de buscar la fórmula legal necesaria para proteger los edificios del centro histórico que albergan actualmente los cines Cervantes, Alameda y Avenida. Tal y como publicó ayer este periódico, la publicación el pasado sábado en el Boletín Oficial de la Provincia (BOP) de la modificación urbanística puntual que recalifica a estos inmuebles ha reabierto el debate sobre la necesidad de proteger estos espacios culturales que, al margen de su valor patrimonial, forman parte de la historia de la ciudad.

Su nueva situación en el planeamiento de la ciudad viene impuesta por una sentencia del Tribunal Supremo, que obliga al Ayuntamiento de Sevilla a quitar la calificación de suelo de interés público y social que tenían desde 2006, en virtud de un litigio planteado por los propietarios de esas fincas que, a partir de ahora, podrán pedir licencias de obras para transformar los cines en edificios de viviendas, hoteles o comercios.

El nuevo alcalde, Juan Espadas, ya mostró la intención de proteger estos cines y teatros en el anterior mandato, como líder de la oposición. Y ahora el gobierno socialista ha reiterado que está estudiando declarar como "edificios singulares" los tres cines Alameda, Avenida y Cervantes, para garantizar que los mismos conserven su "uso cultural".

Esta figura está indicada, según recoge la ley, para proteger edificaciones de uso no residencial, como casas consistoriales, palacios de justicia, aduanas, pósitos, hospitales, etcétera; así como construcciones vinculadas a la obra pública, como puentes o estaciones, o representativas de actividades que han sido significativa para la funcionalidad y estructuración urbana. Y en este último apartado cuadrarían los cines. Para ello bastaría con retocar las fichas patrimoniales de estos tres edificios, que, en algunos casos, han quedado devaluadas a meros planos y fotografías exteriores, según denuncian algunos arquitectos que en su día ya mostraron su oposición a estas recalificaciones.

Según confirmaron ayer fuentes del Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla (ICAS), la familia que posee los edificios en los que funcionan tales cines no tiene intención de cambiar los usos de los mismos, dado que el mercado inmobiliario aún no se ha recuperado y dos de esos cines siguen siendo rentables, por lo que tampoco urge una solución inmediata. Pero sí admitieron que es necesario buscar ya la fórmula para proteger estos edificios.

En el caso del cine Cervantes, el menos rentable, la solución podría ser otra al tratarse de un inmueble de otro valor. Es el único de los grandes teatros erigidos en Sevilla en el siglo XIX que no sólo sobrevive, sino que conserva su función inicial sin grandes cambios. Fue diseñado por Juan Talavera y de la Vega, autor también del Costurero de la Reina, y abrió sus puertas el 13 de octubre de 1873. Su estilo decorativo es propio del Segundo Imperio, tiene planta en herradura y tres pisos volados sin sopores, un alarde técnico para aquella época, según explican los arquitectos que en 2012 alegaron y reclamaron su protección. Entre 1896 y 1909 se reformó el escenario, se ampliaron las sillas del anfiteatro, se redujeron los palcos y se sustituyo el alumbrado de gas por el eléctrico llegando a ser el teatro más elegante, cómodo y mejor dotado técnicamente de la capital. En la década de los 50 se reformó de nuevo para adaptarlo a sala de cine. Datos que no figuran en la ficha del PGOU, que no deberían pasar por alto a la hora de proteger este edificio y que servirán, sin duda, para que la Junta le otorgue el reconocimiento de Bien de Interés Cultural (BIC). Éstas son las razones arquitectónicas para conservarlo, pero hay otras: es el espacio escénico más antiguo que se conserva y es un referente sentimental para muchas generaciones de sevillanos. La sintonía que existe ahora entre el gobierno local y la Junta de Andalucía da esperanzas al sector cultural para que esta declaración se produzca.

Tal y como adelantó también ayer este periódico, el nuevo equipo de Cultura ya ha barajado que el Cervantes sea sede del Festival de Cine de Sevilla y que sirva también como espacio fijo para los fondos de la Filmoteca de Andalucía.

Esta modificación en el PGOU se inició en el anterior mandato, siendo alcalde Juan Ignacio Zoido, en cumplimiento de las sentencias del Supremo, pero la intención entonces fue extenderla a otras salas y teatros históricos, en concreto seis: el cine Llorens, el Apolo, la antigua Sala X de la calle Trajano, el Imperial, el Pathé y el teatro Álvarez Quintero. La oposición política y ciudadana logró tumbar esta iniciativa, pero no la de las otras tres salas, afectadas por orden judicial.

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