Fragmentos

Juan Ruesga Navarro

Adiós al cine Apolo y más

31 de agosto 2015 - 01:00

SI quieren despedirse del antiguo Cine Apolo de la calle Bustos Tavera, les aconsejo que lo hagan pronto. Su derribo está muy avanzado. A través de la puerta, convertida en un oscuro callejón, vemos el gran espacio de la sala que cada vez es más un hueco y menos una sala. Un camión de derribo en la puerta va cargando los trozos de perfiles metálicos y otros elementos. ¿Qué harán en el solar del Cine Apolo? ¿Un supermercado, un aparcamiento....? No lo sé, pero cómo pueden suponer no es la parte esencial de la historia. Pronto el Cine Apolo no será más que unas pocas líneas en algunos blogs de historia de Sevilla y quizás vagos recuerdos de tardes de cine.

Como cualquier desaparición, haberla presentido no mitiga el sentimiento de pérdida. No quiero hacer aquí un epitafio sobre el Cine Apolo al estilo de: "Con cincuenta años recién cumplidos el Cine Apolo, después conocido como Sala Apolo en sus aventuras musicales, nos ha dejado". Es una ley inexorable. Los edificios sin uso, sean cuales sean sus méritos, están condenados a la ruina primero y a su derribo y sustitución después. No valen las nostalgias, prevalecen los hechos. Pocos son los edificios que sus ruinas sean más importantes a lo largo de la historia que el edificio original en pleno uso. No es el caso de los viejos cines de Sevilla. Aunque conozco casos en otras ciudades que han rebuscado en su pasado para sobrevivir como teatros. Pero la mayoría están en riesgo o han caído.

¿Qué era un cine? Pues una gran sala a oscuras, con casi mil butacas y una pantalla enorme donde se proyectaban maravillosas películas de celuloide. Íbamos casi todas las semanas. En los de estreno, nos acercábamos por la mañana del domingo dando un paseo para comprar las entradas antes del aperitivo. Y luego por la tarde volvíamos de nuevo, para merendar y ver la película. Me doy cuenta que no tiene sentido esta descripción para muchos de nuestros conciudadanos. Es vida pasada. Hoy casi no hay pantallas enormes, ni celuloide y mucho menos se va de paseo, a merendar y al cine. Supermercados, bingos, salones de máquinas tragaperras, comercios variados, delegaciones de Hacienda y otras especies, ocupan algunos de los viejos cines que aún quedan en pie, aunque hueros. Algunos están cerrados con un cartel de "se alquila" en la puerta. Otros fueron derribados ya hace tiempo. Algunos languidecen incluidas algunas multisalas que desprenden una extraña sensación de vida efímera: funcionarán mientras salgan las cuentas. Y desde este pasado sábado (sí, en pleno agosto) hay nuevas cuentas para los cines Cervantes, Avenida y Alameda. Se ha publicado en el BOP la aprobación definitiva de la modificación puntual que promovió la Gerencia de Urbanismo en la anterior corporación. Ya se puede pedir licencia de obras en cualquiera de dichos cines para los usos autorizados en el casco histórico: viviendas, oficinas, centros comerciales y también mantener el uso de local de espectáculos. En Plaza de Armas se anuncian cambios radicales. Si funcionan, los Avenida, Alameda y Cervantes pueden tener los días contados.

stats