Copa de la uefa

Salzburgo-Sevilla (0-2): Las fases de la lidia

  • El Sevilla supo aguantar las embestidas del rival para que Kanoute le diera el puyazo definitivo · Los de Nervión echaron el balón abajo en la segunda mitad y debieron golear

El Sevilla no tuvo mayores problemas para meter su bola en la liguilla de la Copa de la UEFA. El conjunto de Jiménez supo aguantar las embestidas iniciales del Red Bull –toro rojo en castellano– Salzburgo, le metió un gran puyazo con el gol de Kanoute y después hasta tuvo el gusto de ligarle una veintena de buenos pases con la muleta para conseguir un triunfo bastante convincente. Los sevillistas dejaron más que claro en la fría ciudad austriaca que al fútbol se juega por debajo, que los gigantes son más adecuados para el baloncesto y firmaron un partido bastante notable ante un rival que, sin ser nada del otro mundo, cierto, está claramente por encima de los contricantes habituales para los cabezas de serie en esta primera eliminatoria.

La briosa salida del Salzburgo se asemejó a la que tienen los toros de los chiqueros. Todo furia. El Sevilla tuvo que sufrir ante el fútbol suicida que ordenó Co Adriaanse, entre otras cosas porque no es muy normal en el fútbol de hoy en día ponerse en el campo con cuatro delanteros claros. Eso fue lo que hizo el entrenador de los austriacos. Zickler, Nelisse y Janko eran las tres torres clarísimas mientras que Jezek daba un toque más de calidad, aunque también ejercía de punta. Ni siquiera cuando los locales perdían el balón retrasaban muchos metros sus posiciones. No fue extraño, por tanto, que los hombres de Jiménez sufrieran con los empellones del rival en este arranque.

Fue una sucesión de ocasiones en los cinco primeros minutos a cargo de Jezek, Janko y Zickler, pero aquello, está claro, no podía durar mucho. Era imposible que el Salzburgo aguantara con semejante ritmo y también estaba claro que el Sevilla se metería tarde o temprano en el juego. Le costó, por supuesto, y esa sensación de agobio se prolongó durante un cuarto de hora aproximadamente. Entonces surgió la figura de Jesús Navas, primero con un disparo desde fuera del área y después con una ruptura hacia el centro para que Renato lo habilitara ante Ochs. El palaciego dribló incluso al guardameta rival, pero después no acertó al quedarse sin ángulo.

Se había esfumado la primera gran oportunidad, pero el mensaje para el Red Bull ya había quedado claro. El fútbol suicida ordenado por Adriaanse sirve para asustar al adversario, pero al final sólo puede conducir a una derrota. Bastó para ello con que el Sevilla se sintiera menos incómodo en la moqueta en la que jugaba y echara el balón abajo. Duscher tomó el mando en el centro, Romaric le echó una mano alguna vez y Renato bajó en más de una ocasión para demostrar que la posición de enlace con la delantera le pertenece en exclusiva. Si a eso se le suma que Escudé, Squillaci y Fernando Navarro ya notaban menos el aliento de sus rivales en sus cogotes, pues quedaba claro que era cuestión de esperar para que aquello quedara liquidado a la primera que le cayera a Kanoute dentro del área.

Sucedió en las cercanías del intermedio y el francés se encargó de darle tres pitidos figurados al encuentro para que todo quedara finiquitado. Buen puyazo. El Sevilla había resuelto un partido incómodo, un choque que, en su balance final, le habrá servido a Manolo Jiménez como el mejor de los entrenamientos posibles para trabajar la defensa del juego aéreo de un rival. Porque era paradójico observar detenidamente todos los emparejamientos cada vez que los austriacos tenían una jugada a balón parado. Como Jezek, el más bajito de ellos, era el encargado de poner la pelota en juego, el resto de los duelos deparaba una diferencia de altura favorable a los locales en torno a una cuarta aproximadamente. Pero los sevillistas supieron mantener la concentración, se anticiparon y, sobre todo, estorbaron lo suficiente a los adversarios para que Palop no sufriera en exceso en este tipo de acciones.

En la segunda mitad, el balón se quedó a ras de moqueta definitivamente. Adriano comenzó a conducir la pelota, Jesús Navas dio algún toque de lujo, Romaric distribuyó junto a Duscher y Kanoute se encargó de rematarlo todo con su segundo gol. A partir de ahí, el Sevilla se hizo acreedor incluso a una gran goleada. Es verdad que el Salzburgo tuvo alguna opción clara, pero los visitantes gozaron de media docena de oportunidades al menos y lo raro fue que no llegaran a cantar el tercer gol. Suma y sigue, pues, en el número de victorias de un equipo que cada vez transmite mejores sensaciones a los suyos.

Red Bull Salzburgo, 0: Ochs; Bodnar, Opdam, Sekagya, Gercagliu; Tchoyi, Kovac, Jezek, Nelisse (Janocko, min.73); Zickler (Ngwat Mahop, m.65) y Janko.

Sevilla FC, 2: Palop; Crespo, Escudé, Squillaci, Fernando Navarro; Duscher, Romaric, Navas (Acosta, min.61), Adriano (De Mul, min.80) , Renato; Kanouté (Chevanton, min.71).

Goles: 0-1 (38') Kanoute, tras un soberbio control después de una gran internada de Adriano. 0-2 (58') Kanoute, de penalti cometido por Tchoyi sobre el malí.

Árbitro: Nikolai Ivanov (Rusia). Mostró tarjeta amarilla a los sevillistas Escudé (34') y Crespo (54'), y a Sekagya (57') y Janko (73'), del Salzburgo.

Incidencias: Partido de vuelta de la primera ronda de la Copa de la UEFA, disputado en el estadio Wals-Siezenheim de Salzburgo, que registró lleno, unos 30.500 espectadores.

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