Barcelona-Sevilla

El Sevilla es uno de los campeones

  • El cuadro sevillista busca la matrícula de honor contra el Barça en una final entre los dos últimos conquistadores de títulos del fútbol español

No se para. Sólo cuatro días después de proclamarse de manera brillante campeón de la Liga Europa por tercer año consecutivo, el Sevilla llegó a Madrid dispuesto a pleitear con el gigante Barcelona por el segundo título del curso. Los sevillistas arribaron con la sensación de tener hecha la mayor parte del trabajo después de la exhibición contra el Liverpool en Basilea, lo que acarreó prestigio, infinito, y el premio gordo de volver a estar en la fase de grupos de la próxima Liga de Campeones, algo que supone garantizar el acopio de dinero para volver a confeccionar un equipo de garantías. Pero esas cuestiones no son óbice para que la ilusión se haya multiplicado incluso con la posibilidad de derrotar a los Messi, Luis Suárez, Neymar y compañía.

Es el nuevo reto que se han marcado Unai Emery y su mermada tropa, la posibilidad de protagonizar otra gesta a través de reescribir la historia de David y Goliat. Porque las dificultades son muchas, claro que sí, pero este Sevilla tendrá a su favor el hecho de jugar sin presión, de sentirse confortado ya con su condición de campeón de la Liga Europa. Ése era el título que más ansiaban todos los sevillistas en este final de curso y ya lo han conseguido, así que destronar esta noche al Barcelona en el Vicente Calderón en la Copa del Rey sería algo así como convertir el sobresaliente alto que ya poseen en una matrícula de honor cum laude para darle aún más lustre a un currículo cada vez más deslumbrante.

No será fácil, sin embargo, por mil razones, la principal de ellas por tener enfrente a Messi, Luis Suárez , Neymar y un puñado de excelentes futbolistas más. Incluidos Daniel y Rakitic, hombres que sacaron los azulgrana del Sevilla a base de pagar muchísimos millones. No se nombra a Aleix Vidal y Adriano, que también siguieron el mismo camino a cambio de suculentos traspasos, pero que apenas cuentan para Luis Enrique. Pero no sólo serán los factores exógenos, también existirán algunos endógenos que mermarán bastante a los deseos de Emery y los suyos. Por ejemplo, la baja de última hora de Kolodziejczak por la chiquillada que protagonizara en San Mamés al insultar supuestamente a uno de los auxiliares de Álvarez Izquierdo, catalán él, se suma a la ya prevista desde que se clasificara en semifinales frente al Celta de N'Zonzi. Aquel día es recordado todavía con amargor por el entrenador sevillista por la actitud provocadora de Martínez Munuera una vez consumada la clasificación sevillista.

Son cosas del fútbol, de cualquier manera, y con ellas deben lidiar todos los equipos, incluido este Sevilla al que se le achaca toda la suerte del mundo cuando le falta algún futbolista al rival y no se le reconoce el mérito desde ciertas tribunas de no llorar jamás las ausencias de los suyos. Andreolli, Krohn-Dehli o Tremoulinas fueron cayendo por el camino y en las filas nervionenses no se perdió ni un solo minuto en el lamento, sino que trabajaron para hallar las soluciones para poder alcanzar las dos finales que han tenido en esta semana grande del Sevilla Fútbol Club.

En ello debe andar precisamente Emery, en encontrar las piezas adecuadas para afrontar esta segunda final en cuatro días. Muchas de las rotaciones serán obligadas y otras no vendrían mal de cara al necesario refresco del equipo. Pero tampoco deben existir muchas novedades en este sentido, sobre todo si se tiene en cuenta que se trata del último esfuerzo de esta exigente temporada. Ausente N'Zonzi entre los titulares, porque Kolodziejczak arrancó en el banquillo en Basilea, y con el cambio de guardameta garantizado después de que Sergio Rico fuera titular en los cuartos y las semifinales coperas, sólo restaría conocer el estado físico de Rami y otros futbolistas que pudieran acabar tocados el pasado miércoles en Basilea.

Eso, sin embargo, será un secreto absoluto en el seno de un Sevilla hermético para esas cuestiones. Si Rami es titular, que parece que sí después de sólo sufrir un golpe, las únicas variaciones en el equipo serían el ingreso de Iborra, que siempre juega como titular frente al Barcelona en un híbrido entre segundo delantero e intercambiando posiciones con Banega, y de Sergio Rico. Konoplyanka podría ser otra baza, pero después del partido completado por Coke en la final europea las opciones del ucraniano estarán bajo mínimos. Los demás, Mariano, Carriço, Escudero, Krychowiak, Banega, Vitolo y Gameiro tienen todas las papeletas para repetir en pos de multiplicar por el infinito la fiesta sevillista.

En Madrid hace bastante calor y este aspecto también puede ser decisivo para esta final que cierra en capicúa, si se exceptúa el epílogo de la Champions, el año futbolístico español. También apretaba el termómetro en agosto de 2015 en Tiflis y allí se vivió un hermoso espectáculo con motivo de la Supercopa europea. El resultado, entonces, fue un 5-4 favorable a los azulgrana después de una hermosa lección de fútbol de ambas escuadras y ahora los sevillistas persiguen darle la vuelta a la tortilla. ¿Influirá el cansancio de la final europea de hace cuatro días? En teoría, sí, pero al Sevilla puede haberle inyectado incluso energía mientras que el Barcelona se ha visto más fatigado si cabe desde que lo echaron de la Champions y no juega miércoles y domingos. El balón, cuando empiece a rodar, será quien se encargue de demostrar cómo están los dos equipos, los dos últimos campeones del fútbol español. Habrá pasillo doble, pues, el campeón de la Liga contra el campeón de la Liga Europa y uno de esos campeones es el Sevilla. No va más.

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