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Por músculo y pausa

  • Monchi, su ayudante Óscar Arias y Pablo Blanco coinciden en que si el Sevilla impone su aplomo y experiencia en el toque, frenarán el ímpetu 'red' y llevarán la final a su terreno

Óscar Arias, miembro del equipo técnico del Sevilla que comanda Monchi y que oficia de ojos de Unai Emery en muchos partidos, arroja una clave con tintes paradójicos cuando el Liverpool ya aguarda en un rincón de Basilea. "Nosotros tenemos más músculo". Quién lo diría. El Sevilla propone más físico que uno de los colosos ingleses. Uno de esos rivales que parecían de otro mundo el pasado siglo. Ese manejo en el cuerpo a cuerpo se antoja una de las clave para cortar el frenesí que Jürgen Klopp ha inyectado en el equipo rojo. Si el partido se desboca, el Sevilla lo puede pasar mal. "Ellos juegan con un ritmo más alto, son intensos y rápidos, presionan mucho y muy arriba, aunque es imposible mantener esa intensidad los 90 minutos y juegan a arreones", resalta el miembro del cuerpo técnico sevillista. 

El propio Unai Emery resaltó en su análisis previo un concepto fundamental ante el estilo de los 'reds': la pausa. La misma pausa que impuso el campeón, con Banega al mando, en la segunda parte de Lviv, después de media hora diabólica del Shakhtar. Si Klopp ha visto ese partido, que lo habrá hecho, tratará de que los sevillistas vuelvan a ver sombras.

Monchi, que también ve acertada la comparación con la reciente semifinal, lógicamente se esperanza en que el Sevilla sea el de la primera parte con los ucranianos y toda la vuelta en Nervión. Mientras espera su equipaje junto a la cinta en el aeropuesto de Basilea, junto a su mujer Anna y su hija menor, María (el mayor, Alejandro, llega por libre), trata de adelantarse a lo que hoy suceda sobre la hierba del Saint Jakob Park: "Son un equipo parecido al Shakhtar en su estilo de juego, alegre y con velocidad, pero en la pausa y el músculo somos superiores. Si somos capaces de dar cinco pases seguidos, les haremos daño".

El Liverpool es es Liverpool. Pero Monchi no cree en que el peso de la historia cuando el árbitro ordena el comienzo del partido: "El rendimiento pasado no tiene nada que ver, no creo en la tradición, las plantillas cambian. Nosotros mismos gamanos las dos últimas finales y sin embargo, en esta final puede que jueguen diez que no hayan jugado nunca una...".

El director deportivo valora más, pues, la experiencia directa de los jugadores en partidos de este rango que el peso específico y el poder intimidatorio de un palmarés: "Ellos son un equipo joven y desinhibido, pero estrenarse en una final hay que asimilarlo".

En ello coincide Pablo Blanco, otro destacado sevillista en la expedición. Para el coordinador de la cantera, "el Sevilla actual tiene jugadores con más oficio, más experimentados en partidos importantes". Eso sí, avisa del peligro del "descaro y atrevimiento" de los atacantes. Barrunta que para evitar esa eléctrica puesta en escena de los equipos de Klopp, Emery puede tener un plan: "Creo que vamos a salir a sorprenderles, a ellos hay que atacarles continuamente para que no desplieguen su fuerza ofensiva, su debilidad está en la defensa y hay que buscarla. Será muy igualado, en cualquier caso".

Monchi tiene una sensación parecida a las vísperas de la final de Turín ante el Benfica, hace dos años: "Sin verme inferior, enfrente tenemos un rival muy complicado". "En esa final ellos nos apretaron muchísimo, André Gomes estuvo enorme", recuerda Blanco. Al final, la capacidad competiva y el aguante sevillista se impuso. Hoy, tercer capítulo en el último trienio.

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