Arte

Del ‘quark’ a la percepción

  • Pabellón Pelícano se estrena como espacio experimental en el histórico corralón con una muestra que reflexiona sobre lo pequeño, lo roto y lo invisible

Entrada al Pabellón Pelícano.

Entrada al Pabellón Pelícano. / D. S.

Un grupo de artistas presenta desde este jueves en un nuevo espacio artístico del corralón de la plaza del Pelícano un proyecto colectivo de experimentación que construye un puente entre lo local y lo foráneo, lo nacional y lo internacional, y cuya primera exposición reúne las obras de tres creadores audiovisuales que indagan sobre lo invisible, el aire que habita entre las cosas y de cómo se conectan entre sí a través de la percepción del receptor, única y sola. La muestra de la inauguración, que permanecerá abierta hasta el domingo, está comisariada por Alexa Grande, una de las cuatro componentes de Pabellón Pelícano, nombre de este proyecto coral que completan Carmen Ayala, Mariu Fálder y Mark Matthes.

La muestra del estreno lleva por título Up - Down - Charm - Strange - Truth - Beauty. Flavors of quarks. Arriba - Abajo - Encanto - Extraño - Verdad - Belleza. Mediante la pintura, la fotografía, la escultura y el sonido se materializa una reflexión de lo pequeño y lo quebrado, formas y magnitudes que desencadenan un laborioso proceso del que resulta esa creación capaz de revelar realidades aún sin nombrar. En los créditos de las estas primeras revelaciones del espacio Pabellón Pelícano figuran Isabel Bonafé (Sevilla, 1991), Simon Hehemann (Mettingen, 1982) y Alexa Grande (Madrid, 1986), a quienes unen en sus propuestas los seis "sabores", los seis tipos de quarks, las partículas elementales de la materia que constituyen el núcleo en la obra de Isabel Bonafé.

Una de las obras de Isabel Bonafé. Una de las obras de Isabel Bonafé.

Una de las obras de Isabel Bonafé. / D. S.

Bonafé juega con la percepción mediante intervenciones en detalles arquitectónicos del espacio, usando la técnica fotográfica, la iluminación y los materiales reflectantes. Ha trabajado con datos de imágenes digitales dañadas de las que crea fotografías interactivas y autogenerativas gracias a un código algorítmico al que llama quark, la partícula más elemental de la materia que sirve como punto de partida para una demorada reflexión acerca de la fotografía y los medios digitales.

"Intento relacionar el modo en que consumimos y convivimos con las imágenes virtuales y ciertos fenómenos físicos que cuestionan el sentido común y la experiencia ordinaria. Partiendo de elementos comunes a ambos mundos, como el electromagnetismo y la óptica, la luz y la visión, diseño piezas que desdibujan el límite entre lo físico y lo virtual y hunden sus raíces en problemas relacionados con la memoria y el estatus ontológico de los medios fotográficos", explica Bonafé.

Un trabajo de Simon Hehemann. Un trabajo de Simon Hehemann.

Un trabajo de Simon Hehemann. / D. S.

De Hamburgo llega el trabajo de Simon Hehemann, una obra escultórica que emplea elementos chamuscados, sucios e incluso ruinosos, fragmentos y bordes rotos que, lejos de connotar la pérdida o la falla, imponen la ruptura individual como el significado de una pertenencia a otra parte, conexión más que herida. Semillas de amapola, paraguas voladores, frijoles con fideos, polvo, colillas y salchichas de goma de borrar que generan constelaciones poéticamente controvertidas.

"Los marcos de los objetos más pequeños funcionan tal que las mirillas de las puertas, amplifican como las lupas planos microcósmicos ficticios y contextos superiores de proporciones galácticas. Los dibujos y los collages, basados en formas gráficas básicas, son reformulaciones de modelos científicos: sus cálculos gráficos tratan del curso del mundo, siguen líneas de longitud y latitud y variaciones de las fases lunares, diseñan manuales de instrucciones y registran cifras del viento en configuraciones cinéticas instalativas", apunta Henemann.

Las estructuras rotas son el objeto y sujeto de las pinturas y esculturas de Alexa Grande. La tensión y los límites de un estado sólido que colapsan en una situación fluida en la que los elementos vuelven a ser flexibles y se comunican entre sí como seres vivos. En su pintura estudia la rotura del acero y el hormigón, el vacío resultante y la energía liberada, y transforma las imágenes del derrumbamiento con el uso de un sistema de colores del espectro de la luz empleado en la arquitectura para describir tensiones estructurales. Su obra escultórica trata de estructuras de acero que reflejan las fuerzas retratadas en su pintura y que generan resonancias y traqueteos que la hacen sonar como un instrumento interactivo en relación al movimiento del espectador.

Varias obras de la exposición de inauguración del Pabellón Pelícano. Varias obras de la exposición de inauguración del Pabellón Pelícano.

Varias obras de la exposición de inauguración del Pabellón Pelícano. / D. S.

"Un abrazo al vacío no es un salto al vacío sino una reconciliación con él, con la nada, un juego imposible; es enfrentarse de cara a lo desconocido pasando entre las ruinas de lo que fue seguro y sólido. Las obras –señala Grande– contienen espacios abiertos, llenos de atmósferas gaseosas, humo o niebla. En ellas, la mirada se abre paso a través de los restos de estructuras obsoletas que han sobrepasado el límite de su resistencia, estructuras que abrazan y quedan colgadas en el aire", explica.

El espacio Pabellón Pelícano reivindica los corralones de la plaza, que están "bajo la amenaza de desaparecer debido a los procesos especulativos". Por eso cree necesario promover "proyectos que, desde la iniciativa privada, valoren la trayectoria productiva del lugar y su multifuncionalidad, alineándose con el planeamiento que lo protege". Es en esta línea donde se inserta Pabellón Pelícano, continuando con la tradición del lugar y abriéndose a compartir su forma de trabajar y crear.

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