Vestidos imposibles, estampados de flores, tacones que rozan la tortura y tirantas que invitan a la hipotermia. Es Domingo de Ramos y, como manda la tradición, toca estrenar modelo. Da igual que las temperaturas no acompañen, que el sol brille por su ausencia o que en momentos puntuales la llovizna haga su terrible aparición estelar. Ante la posibilidad de quedar mancas si no lucen algo nuevo durante la jornada de hoy, muchas han saqueado las tiendas en busca del modelo adecuado. Como es primavera, los estilismos de las tiendas han desterrado cualquier prenda cuya función sea la de abrigar. Sólo hay cabida para las telas livianas, las flores de colores, los brazos al descubierto y los zapatos con dedos al aire. Como es primavera, obviamente, por imposición categórica hay que lucir las prendas propias de la estación.

Las mozas han invertido todos sus ahorros en adquirir ese maravilloso y original vestido a lo Pretty woman. También han vendido riñón y medio en el mercado negro para hacerse con esa camisa vaporosa -que nadie más llevará hoy- que combinan con unos fresquitos pantalones blancos. Por si fuera poco, han ampliado su hipoteca para comprar esas sandalias con las que parecen jugadoras de baloncesto y pueden lucir su impoluta y cuidada pedicura. Mucho gasto para tan poca tela. Pero así se garantizan seguir con sus manitas intactas y, además, cumplir con lo que la primavera espera de ellas.

Ataviadas con sus mejores galas y en pandilla salen a la calle a disfrutar del Domingo de Ramos y todas sus cofradías. Entre tiritones, tropezones y cojeras, caminan entre la multitud buscando el rincón en el que hacerse la foto. "Aquí, esperando a la Borriquita", titulan la instantánea. Los me gusta suben como la espuma mientras las temperaturas se desploman de forma estrepitosa. Con sus flores y tirantas están divinas, las redes sociales tienen constancia de ello y sus seguidores han podido admirar con fervor sus estrenos de Domingo de Ramos. El día avanza, las fotos no cesan y la sangre empieza a coagularse. La hipotermia se acerca y empiezan a notarlo, aunque de eso no hay documento gráfico que lo pruebe. Las de las flores y tirantas, a pesar de cumplir con la premisa del Domingo de Ramos, ya no tienen manos con las que retratarse. Ironías de la vida, el frío se las amputó en su empeño por no quedar mancas.

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