Análisis

José Ignacio Rufino

Ryanair y los duros a cuatro pesetas

España ha multado a la aerolínea con 4,5 millones por sus cancelaciones masivas de vuelos: su licencia es intocable por ahoraEl modelo de negocio agresivo de Ryanair no era milagroso ni genial, ahora lo vemos

Hay fenómenos empresariales que son difíciles no ya de explicar, sino de comprender. Silogismos técnicos que hacen del profano un ser atribulado ante la supuesta complejidad y ciencia de las cosas económicas que concede, entregado, que esto es cosa de peritos con ramalazo de chamanes. Sucedió hace no tanto, cuando te decían los sabios, los gobernantes y los bancarios que contratar una hipoteca a 30 años teniendo el contratante 40 y un trabajo muy poco fijo era lo suyo, una buena inversión. La lógica natural, la del ahorrador hormiga o la del consumidor cigarra, estaba en fuera de juego: "Hágame caso y firme aquí, estimada criatura ignorante". Sucedió con las ahora rejuzgadas estafas piramidales que se fabricaron a base de hacernos creer -manda tela- que invertir en sellos no sólo iba a mantener tus ahorros seguros, sino que se iban a multiplicar hasta el infinito y más allá. Trolas vestidas de conocimiento experto. Esta semana ha emergido a la superficie de la noticia la sospecha de que la gran genialidad de la innovación y la estrategia empresarial vinculada al turismo masivo -democrático-, las aerolíneas de bajo coste, bien pudiera tener los pies de barro. Y que los estudios del caso en las escuelas de negocios, a 30.000 el máster, sobre el éxito de Ryanair como disrupción revolucionaria del paradigma de transportar a gente por el aire puede que huela un poco mal.

Recuerdo un Málaga-Shannon (Irlanda), en un mes de febrero, que nos salió a cero euros ida y vuelta, tasas aeroportuarias aparte. Lo justificamos como una manera de mantener acuerdos recurrentes con los aeropuertos secundarios en fases estacionales bajas, con pérdidas que se verían compensadas con los picos altos de la facturación y la ocupación. El argumentario del éxito de la compañía de O'Leary se fue adobando con cosas tan mágicas como comprar el queroseno en el mercado de futuros o apretando mucho a los proveedores de crudo refinado. Con una puntualidad tan bravucona como pillina: si programo en dos horas vuelos que se pueden realizaren hora y media, mi puntualidad está asegurada. Con el ordeño del pasajero con facturación extra, lotería que no compra nadie o bebidas que cuyo consumo estimula el piloto entrando deliberadamente en turbulencia; con un handling o mantenimiento eficiente a más no poder, como si eso estuviera fuera del alcance de otras compañías. Con salarios very low cost comparados con los de aquella glamurosa y consentida Iberia de antaño, arrastrada a imitar. Apretando a Gerona, Santiago o Sevilla, aeropuertos secundarios respecto a Málaga o Madrid, a sus consejerías turísticas ávidas del soma del turista modesto.

Esta semana, decíamos arriba, hemos sabido que Ryanair hace aguas. Las autoridades españolas, un ejemplo, han multado a la compañía irlandesa con 4,5 millones de euros por ello. Retirarle la licencia sería un desastre para España, de momento. Casi 2.000 vuelos cancelados con excusas poco serias como las vacaciones de los pilotos, la climatología o las huelgas de los controladores. La verdad parece ser bien otra. El modelo de negocio puede haber tenido aire y burbujas detrás de su aparente éxito. La mala gestión, dicen algunos, pero también el hecho de que no hay milagros ni duros a cuatro pesetas. Y el hecho incontrovertible de que cuando creas ser el mejor y el líder en tu segmento, otro te podrá imitar -llámese Norwegian- y hacerlo mejor, con un fondo de inversión musculoso y global que quiere comerse tu parte del queso y todos tus picos. Robarte los pilotos, infrapagados. Mojarte la oreja. Puede que estemos ante los síntomas de una burbuja del vuelo low cost. Esperemos acontecimientos. Demos, eso sí, las gracias a la compañía del arpa celta por llevarnos a todos sitios, baratito.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios