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DERBI Horario y dónde ver el Betis-Sevilla

Análisis

Samuel Silva

¿A quién mira ahora el bético?

Después de años a la deriva es difícil culpar a Torrecilla o Víctor como responsables

Después de seis años de medianías, el anuncio de la llegada de los nuevos tiempos que se vislumbraron tras el loperismo, con ese "Otro Betis es posible", parece una broma de mal gusto para el bético de a pie, el que sufre con la mediocre realidad deportiva de la entidad y permanece alejado de los negocietes y arrimados que surgieron raudos alrededor del nuevo régimen y que siempre tardan lo mismo en bajarse del enésimo barco a la deriva.

El miedo al pasado, a los cuatro últimos años de mandato de Manuel Ruiz de Lopera en el Betis -en los anteriores muchos de ellos sí codeaban por ponerse a su lado-, se invoca reiteradamente como justificación para tragar todos los sapos habidos y por haber en una entidad más que centenaria y que sí vivió tiempos mucho mejores que los actuales sin tener que recurrir a los que todavía se discuten en los juzgados, y en los que cualquier bético sí se sentía representado en verdiblanco.

Años y años más pendientes de las resoluciones judiciales que de lo que pasa en el césped generan desgaste, incluso entre aquellos que creyeron en un Betis libre y que ahora contemplan que la obra resultante no sólo está muy lejos de la esperada, sino también emponzoñada de los mismos odios y rencores, de los mismos egoísmos y vanidades, de los mismos a los que sólo les molestaba Lopera por salir más grande y mejor colocado en la foto y no por el devenir del club.

Presidentes, directores deportivos, entrenadores, consejeros, jugadores... La enumeración de responsables del naufragio de estos años abarca hasta casi el infinito, por lo que ahora al bético -el de a pie, el que no tiene intereses- le cuesta mirar hacia Víctor Sánchez del Amo, Miguel Torrecilla e incluso Ángel Haro, por más que éste sea ahora la cabeza visible, y sí baje la mirada sin encontrar una salida a un callejón que algunos pretendieron hacer suyo y de nadie más.

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