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La visita de Javier Sardá a El Hormiguero el miércoles pasado fue muy significativa. El presentador catalán le dio varias lecciones de cómo conducir un formato televisivo a Pablo Motos mientras el pelirrojo presentaba su propio programa, al igual que han hecho en los últimos meses Mercedes Milá, Jordi Évole, Ana Pastor o Mónica Carrillo, grandes comunicadores y profesionales del país en sus visitas al programa de las hormigas. Todos ellos en apenas una hora de emisión son capaces de "comerse" a Pablo Motos y hacer pequeño al presentador de uno de los programas más exitosos de la actualidad. Con esto llego a la conclusión de que el éxito de El Hormiguero son sus invitados y algunas de sus secciones, porque si solo se tratase de valorar al presentador, a Pablo Motos aún le queda mucho camino por recorrer para llegar tan alto como sus invitados. Que estrellas de Hollywood se sientan incómodas en tu programa por preguntas y secciones que les hacen sentir ridículos y lo hagan público no es buena señal. Motos se pone demasiado nervioso cada día. No parece que lleve tantos años en el medio. Los nervios son normales y necesarios cuando se conduce un programa de televisión pero lo de él es exagerado, su egocentrismo y su inseguridad cuando no controla un tema le llevan a no disfrutar de su trabajo y eso lo transmite a los espectadores con sus constantes movimientos y su risa nerviosa. A esto hay que añadir algunos comentarios que hace y secciones demasiado repetitivas ya, todo con un tono algo despectivo y que incluso puede parecer machista en alguna ocasión. No hay que dudar de la profesionalidad de Motos, conseguir un programa así no es fácil, pero quizá estaría mejor detrás de las cámaras.

Participar en este programa es un arma de doble filo para los colaboradores. Es un programa con mucha audiencia y gracias a eso tu popularidad puede aumentar. Pero según qué sección te encarguen llevar a cabo el resultado puede ser catastrófico. Esta temporada Ana Morgade no debería tener una sección tan insulsa como la de mostrar videos supuestamente graciosos. La humorista vale para mucho más y su participación está siendo insufrible. Una pena. Lo mismo le sucede a El Monaguillo. En vez de exprimir su talento Motos y compañía prefieren ponerlo a mostrar objetos japoneses que apenas interesan. Los monólogos de los humoristas que participan en el programa y los cortometrajes que hace Ernesto Sevilla son, en la mayoría de ocasiones, horribles.

La mayoría de invitados, el aprendizaje con algunos de los experimentos científicos, colaboradores como Patricia Montero o Pilar Rubio salvan a un formato exitoso pero que al mismo tiempo está repleto de cosas que mejorar. Sardá le recomendó a Motos relajarse, Motos le dijo que se tomaría una tila antes de cada programa. Esperemos que así sea.

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