LA pantalla se engollipa como una miembra más de la cena familiar. Es tal el empacho de papánoeles, jarrypoters y duendecillos, reposiciones y noticias recurrentes de crisis, loterías y sucesos, que cualquier espectador se abotarga con tales dosis de contenidos navideños y especiales sin mucho especial que ofrecer. Comienzan estos días, por cierto, los refritos de resúmenes anuales en los informativos que amenazan con colapsarnos el píloro en jornadas venideras.

En la Nochebuena el Rey, y su realización tan sobria como su mensaje tan previsible, coincide con los aperitivos con el cuñado. Tras las palabras del monarca un buen puñado de cenadores se marchó a la opción más evocadora, la del dueto Josema-Flo en La 1. ¿Y ahora qué?, con esa puesta en escena tan de La Trinca, traía a ambos humoristas de la mano para que aportaran sus latiguillos de siempre: los "bisbos" guiños de Martes y Trece y los mismos falsos doblajes y efectos sonoros que Flo se prodigaba por El informal y similares. En sí el especial no traía nada nuevo, sino que a modo de receta de Adriá deconstruía el pasado y recopilaba ingredientes que ambos reiteraban por separado. Lo más celebrado de la noche fue tal vez la parodia-homenaje a Tip y Coll. Los echamos de menos. A la pareja originaria.

Después tocaba tradición con vestiduras de programa especialísimo, el recital de Raphael, con duetos con intérpretes hijos, hijastros o nietos del linarense. TVE quiere convertir en turrón audiovisual al marido de Natalia, que cumple 50 años dando el callo. Qué sabe nadie.

También Canal Sur ofrecía el mismo especial de todos los años: mucha hoguera, flamenqueo, mucho cantante, mucha discográfica y muchos niños de Juan y Medio. Una pechá. Nada nuevo bajo el colesterol.