Desde mi córner

Luis Carlos Peris

Amanece la sabatina de las sabatinas

DESDE las cuatro de la tarde en Vallecas hasta las diez y cuarto en la frontera que deslinda Barcelona de Hospitalet se libra un acto, quizás trascendente, de la Liga. La Liga en un punto, como deseaban los que abominan de tanto desequilibrio, tres que cabalgan al unísono aprovechando el descalabro que los barcelonistas borraron de ocho papirotazos en Riazor. Y en el corazón del vértigo, el admirable Atlético de Madrid y del Cholo.

Tiene un mérito incuestionable el equipo ribereño en esa lucha que se trae con los dos colosos desde que Diego Pablo Simeone agarró el testigo que dejaba Gregorio Manzano. Roza la épica un pulso tan desigual en la teoría y tan igualado en la práctica; roza o entra hasta las más recónditas vísceras de la épica la actitud de un equipo que se ha metido, por si fuera poco, entre los cuatro mejores del Continente tras su hazaña de echar de la Champions al mejor equipo del mundo.

Y el mejor del mundo, que sigue figurando como favorito para ganar la Liga, sabrá ya en camerinos qué han hecho sus dos perseguidores, aunque hayan hecho lo que hayan hecho, a ver quién da un duro por ese Sporting que se quedó sin aire el miércoles en su lucha con el Sevilla sobre el barro del Molinón. Una sabatina más de las muchas apasionantes que genera esta Liga tan competida por arriba y por abajo, tanto por el lujoso ático como por el sombrío sótano.

Arranca todo en una tarde vallecana que lamenta la baja de Cristiano, que continúa muy cerca, más al sur de Madrid capital, con la presencia del Málaga en el rodeo cholista y que concluirá ya noche cerrada en la Ciudad Condal. Son muchas las sabatinas ricas en vértigo que depara la Liga, pero ésta se revela como muy especial. Entre otras cosas porque el final se acerca de manera inexorable y porque ya está como tantos deseábamos, en un puño donde sólo cabe un punto.

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