La ventana

Luis Carlos Peris

La Avenida, como el foso y la fuente

TODAS las grandes ciudades tienen de todo. Catedral, hotel emblemático, edificios oficiales de gran calado, restaurantes y bares de indudable prestigio y, también, punto de encuentro para que el tarambana de guardia se pegue el majazo con el coche. Tarambana habitualmente pasado de copas y que a deshoras de la noche irrumpe por donde no debe o a una velocidad inadecuada para la topografía del terreno. Hasta no hace mucho había dos enclaves que fueron notorias cuencas receptoras de conductores en evidente estado de embriaguez sin necesidad de comprobación con el globito de marras. Esos puntos eran la fuente de la Plaza de Cuba y el foso de la Fábrica de Tabacos en la curva. Hubo alguna que otra celebridad que dio allí con sus huesos y una hasta repitió en vista del éxito. Ahora se impone romper la norma circulando por la Avenida y ayer ya estuvo uno a punto de lío con el tranvía.

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