LA serie de Antena 3 emplea la disyuntiva, Física o química. Yo me decanto por las copulativas. ¿Recuerdan lo que aprendieron en el instituto? Y, e, ni, que. Cómo hemos cambiado. En el mío todavía había ala masculina y ala femenina, y en medio, los despachos de los profesores. El vídeo estaba por llegar, aunque ya se soñaba con él. De lo que no había conocimiento era de lo cerca que estaban los días en los que cohabitaríamos con el mundo globalizado de internet y los móviles.

Por aquel entonces los alumnos nos teníamos que poner en pie cuando los profesores entraban en el aula, aunque ellos con gesto de desdén nos indicasen con la mano que nos sentáramos, lo que provocaba no poco revuelo pupitres arriba y abajo. Ahora alguna confederación de padres de alumnos y varias asociaciones de espectadores, intuimos que del ala derecha, han solicitado la retirada de la serie de Antena 3, argumentando que ofrece una imagen muy negativa de los docentes y también de los discentes. Y todo ello porque Física o química, dirigida por Ignacio Mercero, hinca el diente en sus tramas y subtramas a temas como el suicidio, las sustancias que se ingieren en las fiestas, las relaciones sexuales sin penetración, la integración de los inmigrantes. Habla de la física, y también de la química y sus consecuencias. Recuerdo que en el 86, en el primero de los episodios de Segunda enseñanza, de Ana Diosdado al calor del éxito de Anillos de oro, en la que aparecía Javier Bardem, el desenlace nos dejaba a todos con el alma encogida. Un modélico estudiante interpretado por Jorge Sanz, adolescente de buena familia, se suicidaba. Aquello también causó conmoción. Luego vinieron los Al salir de clase y Compañeros de turno. Color de rosa. Ahora está la dureza de Física o química. Pero la realidad, a veces, sigue superando a la ficción.

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