DOMINGO y los dos a escena, rara avis en estos tiempos de programaciones disparatadas en que la Liga empieza en viernes y acaba en lunes. Pero hoy, por una vez y sin que se sepa a ciencia cierta si servirá de precedente o no, Betis y Sevilla juegan en domingo. El primero abre y el segundo cierra, el Betis se juega dejar claro quién es quien y el segundo tiene la oportunidad de resarcirse del petardo pegado el jueves. Esto no ha hecho más que empezar, pero quien da primero lleva ventaja y no es cuestión de dejarse ir, que los puntos que van orillándose en las cunetas de la Liga se van para no volver; vaya, que no son recuperables.

Matinal en Heliópolis con un cartel lo más lujoso que depara la categoría sórdida en que metieron al Betis. Llega el Valladolid y ambos cuentan sus partidos por triunfos y hoy va a librarse el duelo que decida quién de los dos es el mejor... por ahora. Pero es que ese por ahora se hace importantísimo en un mundo donde el día a día es fundamental para que las cosas discurran con normalidad o de manera inquietante. El Betis de Mel está dejando la impronta de contar con una pegada considerable, pero es que el Valladolid ha conseguido lo mismo y sin encajar un solo gol. A mediodía veremos quién se enfunda el maillot amarillo si el que lo tiene o el que lo tenía.

Ya de noche en la Costa del Sol, el Sevilla goza de la oportunidad de arreglar sus tropiezos recientes. El primero fue dando una muy buena imagen, pero en el segundo la imagen fue nefasta. ¿Qué Sevilla veremos a partir de las nueve de la noche en La Rosaleda? Si sale el del domingo anterior frente al Dépor, los tres puntos pueden darse como mucho más que posibles por muy fuerte que se mostrase el Málaga en Zaragoza. Ahora bien, si el equipo de Antonio Álvarez se muestra como ante los franceses del París Saint Germain no hay quien le arriende las ganancias. Es domingo y juegan los dos, qué bien, a la antigua usanza, como siempre fue hasta que dejó de serlo.