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El periscopio

Brujas, sí, pero cotizantes

LAS autoridades rumanas, acuciadas por la falta de ingresos, la han tomado con las brujas y adivinas: no sólo las obligan a darse de alta y pagar impuestos, sino que las quieren entrullar si fallan en sus pronósticos. No hacen por suerte lo mismo -aquí tampoco- con meteorólogos, médicos, analistas económicos, ejecutivos, políticos o expertos deportivos. Si no, tendrían que meterle mano al ciento y la madre en el país de Drácula, que se ha contraído un 7% el último año, se debate entre el paro y la emigración y ha recibido un flotador del FMI en forma de 20.000 millones. Puede muy bien ser que el Gobierno rumano quiera correr una cortina de humo -humo de pestilente pócima-, y también aflorar una importante parte de la economía nacional, sumergida en un caldero donde se prepara un filtro contra la impotencia económica. Las brujas dicen que no las culpen a ellas de sus errores, sino a las cartas. Ellas no querían. Hombre, por Belcebú...

La persecución de la brujas es tan antigua como el histórico suplemento de crueldad pública contra las mujeres apenas adquirieran centralidad social. Así lo afirma Stephen J. Dubner, de Freaknomics: todo esto no es sino una réplica de la estrecha relación que existió entre las bajas temperaturas y la quema de brujas durante siglos. Los científicos han detectado que entre el siglo XIV y el XIX hubo una pequeña Edad del Hielo. Unos tiempos oscuros en los que el mal tiempo se atribuía a las artes de mujeres siniestras que, franquiciadas por el demonio, manejaban el clima. De forma que la evolución de las temperaturas y la quema de brujas está claramente sujeta a correlación, de tipo inversa: justo después de una bajada de las temperaturas continuada… brujas al churrasco. Previamente, estas pobres emisarias del ángel caído habían cantado La Traviata: "Con la ayuda de mi madre, provoqué las nieves e hileos de los tres últimos años, cociendo uñas y ojos de murciélago en sangre de jabalí en celo. Eso es lo que trae el frío atroz y la muerte de campos, ganado y personas. Mátenme ya, hagan la caridad cristiana".

Coda. Hay correlaciones más actuales para nosotros, como la que se dice debe existir entre salarios y productividad, la nueva reforma que nos reclama Merkel. Sin tipo de cambio que devaluar, es ésta una vía para ajustar los salarios a nuestra precaria situación económica: "Pónganse ustedes en su sitio", nos dicen. Quizá ahora sea Rumanía un destino más adecuado a nuestros bolsillos que Berlín o la misma Praga, cuyas plazas y cervecerías han estado repletas por las legiones de españoles por el mundo durante los años de gloria artificial. Pero hoy es domingo: no nos flagelemos.

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