EL Ayuntamiento y la Junta están haciendo en la Ronda Histórica un paripé dialéctico muy poco edificante a cuenta de la dignidad de los sevillanos. Ustedes lo han leído y escuchado. Dicen que las prospecciones desde la Puerta de la Carne hasta Capuchinos son para determinar si la línea 3 del Metro se construye bajo tierra o en superficie. Buscan datos sobre la composición del subsuelo, el agua de las capas freáticas y los restos arqueológicos. Y, manejando la información técnica, pasará al escenario político la decisión. Ah, pero... ¿van a burlarse otra vez de Sevilla porque no tienen los millones de euros que hacen falta para la segunda modernización subterránea?

Mientras se reparten folletos de propaganda con un mapa de cuatro líneas de Metro subterráneas y todas sus paradas ya nombradas, ahora el gerente de Ferrocarriles Andaluces, José Luis Nores, es utilizado como el malo de la película para dejar caer que hacer otra línea bajo tierra cuesta ocho veces más caro que a cielo abierto. Claro, igual que las líneas aéreas tienen más coste que si los aviones circularan sobre ruedas por las autopistas. Y profundizar en Puerta de Jerez y calle San Fernando para hacer la línea 1 por debajo del Tagarete y de la muralla enterrada ha sido más complicado que poner las vías del tranvía con vistas a Oriza. Natural. Pero es un timo.

Constituye un fraude y una burla el mero hecho de insinuar que una vía insustituible para el tráfico rodado y la conexión entre el centro y el resto de la ciudad, y que el Ayuntamiento ha transformado con acierto para el sentido único, pueda ser convertida en una avenida ocupada por un tranvía llamado Metro. Como si no hubiera caudales de agua y vestigios en el subsuelo de la inmensa mayor parte de ciudades históricas que tienen Metro en Europa. Como si no hubiera Metro en Roma, Praga, París, Amsterdam... Como si en Viena no hubiera una parada junto a la Catedral de San Esteban. Como si todos en Sevilla fuéramos tontos de capirote.