BUENO, pues ya estamos en 4 de octubre, festividad de San Francisco de Asís y felicidades a todos los Franciscos, Curros y Pacos que estén leyendo estas líneas. Llegó el 4 de octubre y el Betis juega esta noche ante un rival sin pasado, pero sí con un buen presente y un futuro envidiable, el Villarreal. Equipo éste radicado en una población con un número de habitantes insuficientes para llenar el campo del Betis, pero he ahí la cuestión, que mientras éste anda a buen son por la Champions, el otro busca desesperadamente su primera victoria. Son las diferencias entre una gestión ordenada y un desorden generalizado.

Ha dicho algún jugador del Betis que hoy es cuando arranca la Liga del Betis. Un mes después de que se dilapidase la primera fecha ante el Recre, el Betis acude a un campo con muy buenos antecedentes y también con otros no tan recordables. Por un lado recuerdo un 1-4 con sendos dobletes de Joaquín y de Dani; por el otro, un partido que ganaba y que perdió de tal forma que su técnico, Jabo Irureta a la sazón, dijo aquello de que con otro entrenador que no hubiese sido él, el Betis no habría perdido aquel encuentro. Recuerdos que no mueven la cruda realidad, ni siquiera el que el Betis sea el último que ganó allí, justo el primer día a cargo de Chaparro.

Desde aquel 9 de diciembre no cae el Villarreal en rodeo propio, por lo que al Betis le cabe el honor de haber sido el último en hollar dicho campo. Un gol de Capi fue suficiente para doblegar a un equipo que progresa a diario, que no se para, que todos los años busca, y halla, los recambios adecuados para la mejoría. Esta noche, dicen, empieza la Liga para el Betis y ojalá sea con triunfo, ojalá se vayan poniendo los puntos para huir de un lugar donde hace mucho frío en invierno y un calor insoportable cuando los mercurios se van por las nubes. Es el Betis el último que ganó en Villarreal, pero eso no quiere decir gran cosa, desgraciadamente no dice nada.