Visto y oído

Francisco / Andrés / Gallardo

Comparación

LAS tardes, siempre melancólicas, extensas, fláccidas; a veces, eternas. Sólo la desidia vespertina, el puro aburrimiento, puede justificar que encandile la tribu de Vulgaria, Sálvame. A ratos entretenido, en esa confabulación de comadres arpías con olor a pies, suele ser estridentemente rutinario, ensanchado, retroalimentado: la rentabilidad hecha programa. O lo que, en verdad, sea. Sus habitantes, rodeados por un foro de adoratrices, discuten, jalean, se insultan, aluden a qué se yo que se convierte en la noticia del día, vocean, comen, eructan. Con todo eso llenan horas y horas que terminan reflejadas en los índices de la Bolsa.

Su flautista, Jorge Javier Vázquez, un tipo capaz, tan listo como soberbio, tan tímido como arrogante, piropeaba este miércoles los informativos de su ahora hermana, Cuatro, y de lo bien que estaban cubriendo los sucesos de Egipto y, en concreto, de la excelente crónica enviada por Angels Barceló, de la SER. Y en ese momento, con su pausa dramática y su música in crescendo, compara esa palpitante actualidad en Egipto con la investigación sobre una posible pelea que habrían mantenido Jesulín de Ubrique y su esposa. Conectaron con un reportero que tenían en la localidad de El Bosque mientras ese pulitzer llamado Lydia Lozano aseguraba tener una llamada telefónica que iba a desvelar las claves mientras la conejera princesa ponía cara de analista bursátil. Todo como si los de Sálvame se hubieran apoderado del espíritu de CNN+, comparando las revueltas en El Cairo con esta pelea de baratija de una pareja que reside en la provincia de Cádiz. Hay que tener muchas dotes, y, claro, sobre todo mucha cara, para equiparar a rango de portada el seísmo sociopolítico que sacude al Mediterráneo con un repunte de cuernos por las tranquilas sierras.

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