ESPEREMOS que sea duradera la medida de extremar las precauciones en estas fiestas multitudinarias que se celebran en estos días dicen que señalaítos. Ha tenido que pasar la impresentable tragedia de Madrid Arena para que la autoridad se decida a poner pies en pared y le ponga coto a esa legión de de organizadores que sólo tienen en mente el apartado lucrativo. Mientras más entradas se vendan, mejor, y lo demás queda en un plano secundario. Locales que son auténticas ratoneras, discotecas que no dan el mínimo de seguridad exigida, cotillones en los que ya lo de menos es que el borracho más cercano te llene de confeti la copa, sino la inseguridad de cómo terminará aquello con tantísima gente como hay, si no habrá que encomendarse al santoral de la misma forma que a él se enconmienda el torero antes de ir a la plaza. Ha tenido que pasar lo de Madrid para tomar medidas y a ver si no caen en el olvido.
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