TENEMOS Ángel Villar para rato después de que los que verdaderamente mandan en nuestro fútbol hayan decidido apoyarle. Habrá Villar para rato a pesar de la fuerte división de opiniones existente en la Liga de Fútbol Profesional, con José Luis Astiazarán y su banderillero de más confianza, Javier Tebas, apoyando a una oposición que nuevamente pierde argumentos en este tiempo que bien pudiera considerarse como de primarias. Tremenda división en el fútbol que manda, el profesional, pero son dos trincheras descompensadas, pues los que auténticamente pesan están incondicionalmente junto al abogado por Deusto.

¿Quiénes son los que mandan de verdad? ¿Quiénes van a ser? Pues los grandes auténticos, los de toda la vida. Con la conversión al villarismo del Real Madrid, el apego del Atleti y la incondicionalidad de los dos grandes beneficiados de la situación, Barça y Athletic Club, Villar no corre el menor peligro. Como, además, Lissavetzky parece haber aflojado en la tensión que mantenía para defenestrar al presidente, pues que haya Villar para rato no parece una utopía, ni muchísimo menos. A no ser que la Junta de Garantías Electorales obligue a elecciones inmediatas en el fútbol, la presencia de Villar en el primer sillón de Las Rozas no tiene fecha de caducidad.

Así el panorama, aviso a navegantes, cuidado con la que puede venírsele encima a algunos que ya han sido pasto de las llamas que alimentó Ángel María Villar Llona. Da la impresión, además, que el vasco está con toda la cuerda dada, que se ha propuesto seguir todo el tiempo posible porque además de ser su modus vivendi desde que colgó las botas le impulsa también la soberbia de no hincar la rodilla ante esa trinchera mediática que tanto cacarea y que tan pocas batallitas gana. En cuanto a los daños colaterales que pudiese acarrear la continuidad de Villar, que cada cual saque sus conclusiones para saber si la estrategia actual conduce a parte alguna.