LA primera reacción de Jiménez Losantos tras conocer sus negativos resultados del EGM fueron unos comentarios de desprecio recordando que José Antonio Abellán ya había investigado unos presuntos tejemanejes en la confección de estas encuestas, con el Grupo Prisa como perenne demonio del líder matinal de la Cope.

El ejeheme, que en ocasiones parece regirse por la chiripa o el capricho, sólo agrada a quienes salen favorecidos, aunque las empresas mediáticas aprendieron de los políticos y siempre encuentran un porcentaje para sacar buena cara de entre los resultados. Lozanitos, Microsoft Word dixit, se toma el ejeheme al pie de la cifra, pero debería tener más autocrítica y observar más allá de los millones de oyentes, de lectores o de espectadores. Lo que ha arrojado la última oleada, por ejemplo, es un desgaste de los contenidos de la Cope, que parecen cansar tanto a los que se acercan a sus programas con oído morboso como con espíritu de franca fidelidad. Carlos Herrera, en Onda Cero, que conjuga mirada crítica con humor, ha salido beneficiado, igual que Francino, de la Ser, con un programa con alma de suplemento semanal que ha atraído a nuevos oyentes. No estamos hablando de la flor de un día, como a veces dibujan los audímetros televisivos, sino de una tendencia que viene produciéndose desde meses atrás.

Este informe de consumo y audiencias más que estadística pura desgrana aritmética sociológica, a modo de aviso, aunque quienes venden los números como salidos de un catecismo sean los publicistas. En la propia televisión el EGM daba por vencedor a Antena 3 respecto a Telecinco: el sismógrafo diario de los audímetros ha ido perfilando, precisamente, esa recuperación de los de Planeta frente a los de Mediaset. Baste un pequeño ejemplo: la fea acaba de bajar este lunes del 30 por ciento. Algo se está moviendo.