ESTAMOS viviendo un suceso taurino y está corriendo a cargo de una ganadería de nuevo cuño, la que Pepe Moya cría en una finca preciosa situada en esa Ruta del Toro que va desde la Venta del Alto a la mismísima Raya de Portugal. La ganadería lleva el nombre de la finca donde pasta, El Parralejo, y es la joya de la corona de ese eficiente empresario que es el hijo de aquel don Juan Moya García que era amigo de Ordóñez, pero que profesaba la fe del currismo más furibundo. Hijo de don Juan y hermano menor de Juanito Moya Sanabria, amigo inolvidable, Pepe ha reflotado una empresa como Persán y ya mismo estará en el escaparate como ganadero de moda después de los líos que han montado sus novillos en Fallas y en la Magdalena. El otro día, cuando le mandé mi felicitación, Pepe me decía: "Con esta suerte que me está dando Dios creo que debería dedicarle un ratito al Betis, ¿no?". ¿Y a qué esperas, hijo?
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