CONTINÚA, de momento, abierta esta ventana a la España más verde y, como es mañanita de domingo, enfocamos la apertura hacia el interior, pasamos por unas horas del azul acerado del Cantábrico, y la abrimos de cara al Mercado de Cangas de Onís. Este último domingo de primavera nace excepcionalmente luminoso y mientras nos llegan noticias que tanto nos duelen como el que el sector más deleznable siga denigrando el cartel del fútbol según Sevilla, la vida en el pórtico de entrada a Covadonga es un estallido. Quesos a cual mejor, fabes, nueces, embutidos, mantequillas, miel, mermeladas, castañas, avellanas, frutas y verduras, todo expuesto en un escenario tan excepcional como el de este emblemático enclave asturiano. Para colmo, nos dicen que en Sevilla se han ido los mercurios a niveles de canícula; aquí andamos veinte grados por debajo y el retorno es inminente. No hay mal...
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