Crónicas Levantiscas

Juan Manuel Marqués Perales

jmmarques@diariodecadiz.com

Feijóo, bajo el síndrome de Susana Díaz

Alberto Núñez Feijóo recibe el aplauso de sus compañeros en su estreno como diputado del Congreso.

Alberto Núñez Feijóo recibe el aplauso de sus compañeros en su estreno como diputado del Congreso. / EFE

SUSANA Díaz perdió las elecciones parlamentarias andaluzas en diciembre de 2018 y hasta junio de 2021, cuando fue derrotada en unas primarias por Juan Espadas, sostuvo que los comicios los había ganado ella porque había sido la más votada y que, sin Vox, estaría gobernando. Mucho tiempo después la ex presidenta confesaría que ya al final de su campaña electoral le asaltó la siguiente duda: ¿Y con quiénes vamos a pactar si nos hemos peleado con Ciudadanos y Podemos, a la vez? Si hubiese antepuesto esa cuestión, que es la primordial de un Gobierno parlamentario, la de alcanzar y buscar mayorías entre aliados, aún podría haber montado un Frankenstein, feo pero más simpático que Nosferatu.

Alberto Núñez Feijóo vive bajo ese mismo síndrome elusorio que le lleva a no contemplar en sus cálculos a los siete de Puigdemont, a los otros de ERC y a los de Bildu. Su mayoría no es de 172 escaños frente a 171 de Sánchez. Por dos razones: primero, la diputada de Coalición Canaria está en superposición cuántica, se puede manifestar a favor y en contra. Y, segundo, la mayoría virtual de la investidura del sanchismo, por emplear el término acuñado por el PP, es de 178, como se materializó en la elección de Francina Armengol como presidenta del Congreso. De nada le va a servir a Feijóo la reclamación de su relativa victoria –en votos pero no en apoyos parlamentarios– como único modo de hacer oposición, porque eso es lo que debe afrontar cuanto antes, cómo articula y en qué basa su respuesta a un próximo Gobierno de Sánchez.

Creo que no hubo error en el PP cuando le negaron a Vox una vicepresidencia del Parlamento, simplemente ya no contaban con ellos para sumar en una investidura porque ésa no es posible. Les falló el subsconciente, y dejaron paso a una realidad que ve todo el mundo.Se comprende desde el punto de vista humano que Feijóo reclame al Rey una oportunidad para su investidura, se entiende desde un punto de vista político para no caer en el error de Inés Arrimadas, pero ese análisis de la realidad ya no es correcto.

Otra cosa es que se desee aparentar una disposición, siempre hay una posibilidad pequeña de que Sánchez no logre el apoyo de Puigdemont, pero el PP tiene que pasar al modo oposición. Y mimbres tiene para ello, pero antes debe diseñar cómo se deshace de la idea de Vox como socio indispensable, porque ése es el lastre que le impide alcanzar acuerdos futuros con el PNV e, incluso, con un Junts normalizado. También debe reflexionar si quiere supeditar todo su poder autonómico a una oposición a Sánchez, porque eso tiene un doble peligro.

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