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LOS CIRIALES

José / Joaquín Gómez

Feliz y religiosa

CUÁNTO dista de la realidad ese deseo expresado por nuestro señor arzobispo de que "ojalá todas nuestras hermandades se sientan Iglesia"!

Un buen amigo y compañero de columna me comentaba la otra noche que este año me notaba un poco pesimista, y es verdad. Son muchos los años vividos desde el interior de nuestras cofradías y no veo ese paso definitivo de nuestras corporaciones de ser vanguardia de la Iglesia de Sevilla, posición que deberían asumir tanto por su historia como por el número de sus miembros.

Está a punto de terminar otra cuaresma en la que todas nuestras hermandades han celebrado solemnísimos cultos, pero poco más. Han vuelto a proliferar la presentación de mil y un carteles, la celebración de cien conciertos, la convocatoria de decenas de pregones edulcorados o, incluso, hasta la celebración de una conferencia sobre cómo evitar el dolor de pies en la Semana Santa y la presentación de libros de contenido trivial o cuando menos frívolo. Y lo peor de todo ello es cuando esto se hace y se fomenta desde el interior de nuestras hermandades. Sinceramente, se está abusando de lo superficial y dejando a un lado lo fundamental. En la sociedad actual, en los tiempos que corren, no nos podemos dar por satisfechos con esto, pues con ello sólo estamos fomentando aficionados a las cofradías que desconocen cuáles son sus verdaderos valores.

¿Qué le ofrecemos al nazareno que acude a realizar su estación de penitencia? Creo que en la mayoría de las ocasiones sólo se le da el cirio que lleva entre sus manos durante muchas horas apagados porque es de día…; ni tan siquiera se le ofrece la oportunidad de recibir el sacramento de la penitencia, ni la opción de comulgar momentos antes de salir o participar en una simple oración colectiva.

Y tres cuartos de lo mismo ocurre con el público que nos contempla. Está claro que Dios sigue buscando entre ese público a los que más lo necesitan, pero somos nosotros los que debemos ofrecerle a estas personas anónimas que contemplan el paso de nuestras cofradías la verdadera dimensión del rostro del Señor con nuestro ejemplo, con nuestra seriedad y con nuestro testimonio.

Éste es el compromiso que todos debemos asumir para disfrutar de una feliz y religiosa Semana Santa que os deseo de todo corazón.

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