SUELE pasar en Feria. Pasa a menudo que en el corazón del real se produzcan declaraciones que dan mucho juego en los periódicos. En esta edición ferial, por un lado Del Nido deja bien claro que el derbi le produjo un sofocón considerable; en la otra acera, Pepe Mel lanza el órdago de que por un solo año no renueva como entrenador del Betis. Al presidente del Sevilla no le ha replicado nadie, a Mel ya le dijo Guillén que esté tranquilo.

Del Nido, aun con la lejanía del pasado derbi y la inmediatez de la jornada venidera, descalifica a Del Cerro Grande, el ciudadano que juzgó sin éxito alguno el partidito de marras. Le achaca más culpa al colegiado madrileño que a Medel, pues añade que jamás criticará a un jugador del Sevilla. Bueno, pues un servidor sigue dándole más incidencia a las tarugadas del chileno que al comportamiento de un árbitro pródigo en errores y con dos fundamentales, sólo dos.

Pero me imagino cómo lo pasaría el racial abogado cuando su tropa lo dejó con la miel de otra goleada en los labios. En fútbol, desde que el fútbol es fútbol, sólo se habla del árbitro cuando uno se siente perjudicado, nunca en el caso de beneficio. Además afirma José María que si Medel no es expulsado, el Betis no iguala ni jugando tres años seguidos. Muy largo partido el de tres años de duración y es hipótesis que podría hacerse realidad, pero es únicamente hipótesis.

A la misma hora y en el mismo sitio, el real de la Feria, Pepe Mel amenazaba con no seguir si la ampliación de contrato es sólo por un año. Tiene razón el competente técnico madrileño, pero no sé a qué viene una postura tan tajante. Soy de la opinión de que si no fue destituido tras un 1-4 ante el Elche o un año después a la vuelta de Pamplona, cómo va a pensarse en un abrupto cese. Ya digo que la Feria suele ser oasis cuando lo que se teme es lo contrario, que sea erial informativo.