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josé Joaquín / león /

Feria con vísperas

TERMINA una Feria que ha durado ocho o nueve días en la realidad y seis en la oficialidad. A la Feria de Sevilla le haría falta un delegado de vísperas. Tanto se mimetizan las celebraciones en el subconsciente colectivo que la práctica ordinaria se relativiza, se confunde o se traspone, de modo que hábitos ajenos surgen de repente con voluntad de desequilibrar lo establecido, que había sido comúnmente aceptado. Ya sé que esto necesita explicación más sencilla, sin que parezca lenguaje para un nuevo proyecto de las Atarazanas Significa que a la Feria le ha pasado lo mismo que a la Semana Santa: empiezan con las vísperas y se desvarían los principios. De modo que ni el Domingo de Ramos, ni el lunes del alumbrado son ya lo que eran.

Juan Carlos Cabrera es el delegado de Fiestas Mayores, que engloba a ambas celebraciones. A nadie sensato se le ha ocurrido todavía organizar una consulta popular para preguntar a los sevillanos si la Semana Santa debería empezar el Viernes de Dolores o el Domingo de Ramos. Las cosas son como van siendo. En la Semana Santa puede que lleguemos a una Quincena Santa. Por el contrario, el alcalde Juan Espadas está decidido a preguntar si les gustaría que la Feria durase, oficialmente, de sábado a sábado, con todas sus consecuencias, incluida la del alumbrado. Serían los Ocho Días de Oro de la Feria. Como pasa con los de El Corte Inglés, se empieza por ocho, pero ya van por 24.

Sucedió como sin querer. Sin embargo, ahí quedó. La Preferia estuvo, con todos sus avíos, entre los días de pasión feriante. ¿Qué diferencias hay entre lo uno y lo otro? Es como el Viernes de Dolores y el Sábado de Pasión: se ven pasos y nazarenos no sólo por los barrios alejados de la Catedral, sino por Triana y hasta el Sagrario, de donde sale el Nazareno de la Corona. Las vísperas de la Semana Santa alumbraron la impaciencia, igual que la pre Feria.

Casualmente, los turistas vienen masivamente para los últimos días, tal como pasa en Semana Santa, porque oyeron que son los días grandes de la fiesta. Sevilla tiene su ritmo. Todos los pregoneros, en verso o en prosa, suelen decir que las vísperas son una impaciencia. Incluso se conocen casos en los que afirmaron que es lo más bonito. En eso no estoy de acuerdo. Ninguna fiesta es más bonita antes de empezar, aunque la precipiten. Creo que ocurre al revés: las vísperas nacieron por un quiero y no puedo todavía.

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