FIEL a su costumbre, Izquierda Unida propone prohibir, Juan Espadas habla de regular y Juan Ignacio Zoido dice que es una obligación impuesta lo de reducir la presencia de ediles en la procesión de la Virgen. No hace falta aclarar a qué Virgen nos referimos estando con los mercurios por las nubes. Que ha dicho el alcalde que sólo sean trece los munícipes que se enfarden en el chaqué, no vaya a ser que haya sobredosis y luego sus aliados le digan meapilas. Restringir también es prohibir en cierta medida y hemos de convenir en lo vocacionalmente prohibidores que nos han salido estos próceres procedentes de las urnas de Pentecostés. Y así como los comunistas, ateos por la gracia de Dios, están en su perfecto derecho de no acudir a acto religioso alguno, ¿por qué no pueden igualmente hacer lo que les parezca los que sí creen en la Virgen de los Reyes?