CUANDO Di Stéfano llegó a España, Rafael Franco ya no jugaba en el Coruña, pero era argentino como Alfredo y éste, que es un humorista total, lo ha rescatado para reírse de Sir Alex Ferguson, que es otro humorista pero con menos gracia que la Saeta. Como el escocés da la impresión de que es aficionado a ciertos productos de su tierra no deja de soltar milongas que suenan a rancias unas veces y a incoherentes las más. Y como ahora sigue a las andadas tras el petardazo del Madrid con Cristiano, ha mezclado churras con merinas, ha sacado a relucir a Franco y ha ido Di Stéfano al cruce con la gracia que le caracteriza.

Con su ironía habitual y mientras, supongo, miraba para otro lado, Alfredo ha desempolvado a Franco, pero al futbolista argentino que jugaba en el Coruña a caballo entre los cuarenta y los cincuenta. Luego se hubiese fumado un puro si los médicos no le hubiesen prohibido el tabaco, que bastante le importó nunca a la Saeta dejar sentado al que sea con una frase cualquiera. Ese Franco, Rafael no Francisco, jugaba, efectivamente, de interior izquierda en aquel Coruña que fue subcampeón en el 50 y que contaba con gente como Acuña, Botana, Moll, Tino, Martín, Ponte y alguno más que se pierde por los más recónditos arcanos de la memoria.

Tiene narices que los éxitos del Madrid en Europa puedan achacarse a la influencia de Franco. El Madrid ganaba porque era mejor que todos los demás y para evitar que ganase por sexta vez la Copa de Europa mandaron a dos ingleses que hicieron muy bien su trabajo para beneficio del Barcelona. Fue el envío desde aquella Europa nada influenciada por Franco porque ni Europa ni nadie fuera de España lo reconocía. No tiene sentido la forma en que Ferguson ataca a este Madrid actual que sí, que como pueda le quita un futbolista al que sea. Sí lo ha tenido Di Stéfano acordándose de otro Franco, de un argentino que jugó en el Coruña cuando el Coruña era eso, el Coruña.