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SOLUCIÓN salomónica, ni se cierra ahora ni se prolonga su actividad hasta dentro de diez años como sugería el Consejo de Energía Nuclear, sino que se deja en activo hasta 2013. Hasta después de las elecciones generales, ya es casualidad. Zapatero no da puntada sin hilo y se apunta al medio camino para utilizarlo a conveniencia en la campaña electoral, bien tranquilizando a los que le puedan acusar de apoyar lo nuclear, bien tranquilizando a los que le puedan acusar de anteponer sus convicciones ideológicas a las conveniencias laborales de dos mil personas y a la actividad de una comarca que vive de y para Garoña.

Piensa que se ha quitado el problema de encima, pero habrá que verlo. Los ecologistas pondrán el grito en el cielo durante unos días, sólo unos días, mientras que los trabajadores tienen años por delante para intentar que cambie la situación y haya futuro después de 2013. Pero una cuestión y otra, con ser relevantes, no son las más destacadas: lo que importa, o lo que debería importar, es que la decisión respecto a la central de Garoña no ha despejado la duda de cuál es el proyecto energético de Zapatero.

Asunto que tiene su enjundia, porque si hay algo a lo que dediquen la máxima atención los dirigentes políticos de todo el mundo, y más aún cuando nos movemos en un escenario de crisis, es cómo resolver el problema energético. Y, hasta ahora, no hay dirigente de peso que descarte la energía nuclear como elemento básico, complemento o complementada con energías renovables o fósiles. Pero Zapatero se deja llevar por convicciones ideológicas absolutamente superadas y nos está dejando absolutamente inermes para encarar el problema energético con una cierta expectativa de viabilidad. Socialistas españoles de mucha más enjundia política e intelectual que él, con experiencias de gobierno -Felipe González, Solchaga, Almunia, Solana- hace tiempo que dejaron atrás sus complejos de estudiante y aceptan que no se puede afrontar ningún proyecto energético serio sin contar con la participación de lo nuclear. Hasta el ministro Sebastián se mueve en esa línea y así lo ha expuesto públicamente, pero al final el que manda manda, y no ha tenido más remedio que claudicar ante Zapatero.

Zapatero ha cometido un error monumental con Garoña, no solamente porque ha demostrado que da prioridad a sus planteamientos frente a los planteamientos de los sabios, sino porque no ha tomado ninguna decisión sobre qué piensa hacer con el resto de las centrales españolas, ya que no se ha definido sobre cuál es la energía que quiere para España. Que es lo primero que los españoles tendrían que saber. Pero una vez más, ante un asunto delicado, Zapatero se pone de perfil, no sabe no contesta.

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