PARECE como una venida de los Reyes Magos, pero en la alerta naranja de estos días de mercurios por todo lo alto y vida al fresco del hitachi de turno. Se trata de la llegada anual de los niños que vienen a pasar las vacaciones con sus familias sevillanas. Niños saharauis o niños bielorrusos que hacen felices a sus familias sevillanas con el solo anuncio de su arribada. Tengo algunos amigos que esperan al rubio bielorruso como el que espera lo que se ha convertido en un motor de vida. Padres con todas las bendiciones, padres en toda regla, tan padres como los biológicos, que he visto yo cómo se les escapa la felicidad por las niñas de sus ojos no más reciben la notificación de que Maximito, o Karim, o Valery, ya tiene fecha de llegada. Ya digo que la llegada de estos niños es para estos padres vocacionales lo que para cualquier niño es la noche de Reyes, aunque sea en alerta naranja y se caigan los pájaros por la calor.
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